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El Gobierno estadounidense dejó sin cambios, en el 1,6%, su estimación del crecimiento del producto interior bruto (PIB) en 2016, que cerró así con el peor dato económico en cinco años y tras el avance del 2,6 % registrado en 2015. El Departamento de Comercio publicó su tercera y última estimación de la evolución en 2016 del PIB, que fue igual a los otros dos cálculos.

Mientras, en el último trimestre del año pasado, el PIB avanzó a una tasa anual del 2,1 %, dos décimas por encima de la estimación previa del 1,9%. Pese a esa tasa revisada del 2,1%, la economía estadounidense ralentizó su crecimiento entre octubre y diciembre de 2016 después de haber avanzado a un ritmo del 3,5% en el trimestre anterior.

Esa revisión al alza del crecimiento del PIB en el último trimestre estuvo provocada por el gasto de los consumidores, que representa dos tercios de la actividad económica del país y aumentó un 3,5% frente al 3% calculado anteriormente. El dato de crecimiento del 1,6% del PIB el año pasado fue el peor desde 2011 y siguió a incrementos del 2,4% y 2,6% obtenidos en 2014 y 2015, respectivamente.

Estados Unidos lleva 11 años consecutivos con crecimientos anuales del PIB inferiores al 3%. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha prometido que la economía del país volverá a crecer de manera sostenida entre el 3% y el 4% anual bajo su mandato, que comenzó el pasado 20 de enero.

Las propuestas económicas de Trump incluyen una reforma fiscal con recortes masivos de impuestos, un plan para incrementar las inversiones en infraestructuras y eliminar numerosas regulaciones del Gobierno federal que, a su juicio, están siendo un obstáculo para el crecimiento y la creación de empleos.

En la actualización de sus pronósticos en enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) incrementó sus previsiones para Estados Unidos, la primera economía mundial, a un crecimiento del 2,3% en 2017 y del 2,5% en 2018, una y cuatro décimas más respectivamente que lo anticipado en octubre, antes de las elecciones presidenciales.

Sin embargo, algunos economistas han señalado que la agenda proteccionista impulsada por Trump, que ha prometido renegociar los acuerdos comerciales internacionales y sancionar a las empresas que trasladen sus operaciones fuera de Estados Unidos, puede generar un freno a medio plazo.

Tras su reunión de política monetaria de mediados de marzo, la Reserva Federal (Fed) presentó sus nuevas previsiones macroeconómicas, que apenas muestran cambios respecto a las divulgadas en diciembre. Para este año, el banco central estadounidense prevé un crecimiento económico del 2,1%, la misma tasa que para 2018.

En cuanto al desempleo, la Fed calcula que cerrará el año en el 4,5%, apenas dos décimas por debajo de tasa actual (4,7%). Pese a la mejora económica, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, alertó esta misma semana de que se mantienen "bolsas de persistente desempleo", especialmente en las comunidades de bajos ingresos y las minorías del país.

Mientras, la inflación interanual quedó en febrero en el 2,7% y se espera que se mantenga contenida en un 1,9% en 2017 y en el 2% en 2018, en sintonía con el objetivo de la Fed del 2%.

Este mismo mes, la Fed cumplió con las expectativas al subir los tipos de interés en Estados Unidos, en lo que supuso el segundo ajuste monetario en los últimos tres meses y el primero con Trump en la Casa Blanca, con lo que reafirmó el buen comportamiento de la economía.

Tal y como se esperaba, el banco central encareció el precio del dinero en un cuarto de punto, hasta el rango de entre 0,75% y 1%, y remarcó los sólidos progresos de la economía estadounidense.