La gasolina y el gasóleo se abaratan un 1,7% y caen un 4% desde el récord histórico de abril
El precio de la gasolina y del gasóleo ha consolidado su tendencia a la baja iniciada en mayo y ha registrado un descenso de hasta el 1,7% esta semana que contrarresta el repunte de la semana pasada, según datos recogidos por Europa Press a partir del Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE).
En concreto, el precio del litro de gasolina de 95 octanos se ha situado en 1,324 euros, un 1,7% menos que la semana pasada, y es un 4% inferior al máximo histórico de 1,381 euros marcado a finales de abril. Este combustible, que había experimentado tres semanas consecutivas de descenso con respecto a este récord, registró la semana pasada un repunte del 1,7%.
Por su parte, el litro de gasóleo de automoción cuesta en la actualidad 1,251 euros, un 0,7% menos que hace una semana y un 3,3% menos que los 1,294 euros de finales de mayo, cuando este combustible se encontraba en niveles desconocidos desde mediados de 2008.
De esta forma, el automovilista con un vehículo de gasolina deberá dedicar 72,8 euros a llenar un depósito medio de 55 litros, 8,8 euros más que hace un año, mientras que en el caso del gasóleo el llenado asciende a 68,8 euros, nueve euros más que en el mismo momento de 2010.
El descenso en el precio de los carburantes coincide con un ligero abaratamiento en los últimos días del barril de crudo. El precio del barril de calidad Brent cotizaba hoy en 115 euros, un dólar por debajo del nivel de la semana pasada, mientras que el barril de Texas se ha encarecido tres dólares, hasta 98 dólares.
Los precios de venta al público de los carburantes en España se encuentran por debajo de la media europea. De hecho, la gasolina alcanza los 1,505 euros el litro en la UE de los 27 y los 1,522 euros en la zona euro. En el caso del gasóleo, el precio se sitúa en 1,358 euros en la UE de los 27 y en 1,338 euros en la eurozona.
La Comisión Europea pidió ayer a España que reduzca las cotizaciones sociales de los trabajadores para disminuir los costes salariales, y que compense la reducción de ingresos con aumentos del IVA y de los impuestos sobre la energía, entre los que figuran los correspondientes a los combustibles de automoción.
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