La imagen lo dice todo. En la ciudad de Acarigua, decenas de venezolanos esperan a que se abran las puertas de un supermercado. El permiso no llega y desesperados derriban a los vigilantes. Se provoca una avalancha
Las calles de Venezuela se llenan hoy de Interminables colas para conseguir alimentos básicos. Al final la leche, las patatas o los pollos se consiguen a golpes.
Son las secuelas de una grave crisis económica arrastrada por el gobierno de Nicolás Maduro. Hace una semana, la Asamblea Nacional, con mayoría opositora chavista, ha declarado «una crisis humanitaria de salud» por la escasez de medicamentos, de equipos médicos y el deterioro de las instituciones públicas sanitarias.