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El Banco Central Europeo ha estimado este domingo que la solución aplicada en Chipre para reducir el tamaño de los bancos es válida a pesar de las dificultades que ha atravesado el plan para rescatar la isla, que se encuentra "estabilizada", según el presidente del Banco Central de Alemania y miembro ejecutivo del BCE, Jens Weidmann.

En declaraciones a la cadena de radio Deutschlandfunk, Weidmann no descartó que Chipre necesite una inyección adicional de liquidez, pero subrayó que lo que de verdad necesita la isla no es dinero en efectivo, sino reformas estructurales a largo plazo.

"Es importante aprender de Chipre la lección de que los bancos pueden reestructurarse a pesar de las dificultades con las que nos hemos encontrado a la hora de trazar el programa. Es una señal positiva, que debería contribuir a limitar la incertidumbre existente", declaró.

REDUCIR EL TAMAÑO DE LOS BANCOS

La clave, según entiende Weidmann, es que "no siempre se pueden rescatar los bancos que se han encontrado con dificultades en lo que se refiere al dinero de los contribuyentes".

En realidad, según el presidente del Banco Central de Alemania, "se trata de reducir el tamaño de los bancos de forma que el sistema financiero no corra peligro".

Wiedmann insistió en que el rescate de Chipre no supone en modo alguno una plantilla para el resto de la eurozona, e indicó que la respuesta se ha iniciado debido al gran tamaño de su sector financiero. No obstante, ha recalcado que es crucial que los responsables del estado actual de los bancos carguen con parte de la culpa.

"No es que carezcamos de liquidez en la eurozona, o que los bancos centrales no se hayan activado. Los problemas se refieren, en realidad, a una falta de competitividad en ciertos países y a algunas dudas sobre la sostenibilidad financiera. Hay que arreglar esto, y solo lo pueden hacer los gobiernos", estimó.

"La gestión de la crisis", añadió, "no es cuestión de meses". "Me parece que es algo en lo que habrá de trabajar durante años, porque la recuperación de la competitividad y la consolidación de los presupuestos estatales suponen enormes y amplios desafíos que tardarán mucho tiempo en cumplirse".

Por último, Weidmann señaló otras dos preocupaciones: que el deseo de reformas en estructurales en Europa se está desvaneciendo, con el problema que ello supone; y que en el caso particular de la crisis política abierta en Italia, el país trasalpino --a pesar de funcionar, según sus palabras, en piloto automático-- se enfrenta a un problema de falta de Gobierno que podría activar cierta incertidumbre sobre su capacidad para atajar sus problemas económicos.