La izquierda portuguesa aprobó hoy una moción de rechazo con la que derribó el Gobierno conservador de Pedro Passos Coelho, convirtiéndolo en el más breve de la historia de la democracia lusa. La moción fue aprobada por 123 votos a favor y 107 en contra, anunció el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Eduardo Ferro Rodrigues, al término de la votación con la que se cerró el debate parlamentario sobre el programa del Ejecutivo de centroderecha.
Tal y como estaba previsto, su caída se produce apenas once días después de tomar posesión, gracias a la alianza de socialistas con marxistas y comunistas, que juntos cuentan con mayoría absoluta en la Cámara.
Passos Coelho ganó los comicios del pasado 4 de octubre con cerca del 39 % de los votos, seis puntos más que el segundo, el líder socialista António Costa, una victoria aún así insuficiente para revalidar la mayoría con la que contó en la anterior legislatura.
Debido a las características del sistema político portugués -semipresidencialista, al estilo del francés-, la Constitución otorga al jefe del Estado un vasto poder a la hora de interpretar el resultado de las elecciones y decidir quién debe formar Gobierno.
El presidente, el conservador Aníbal Cavaco Silva, escogió como primera opción a Pedro Passos Coelho por ser el aspirante más votado, a sabiendas de que corría el riesgo de ser tumbado en su primera intervención en el Parlamento.
La Carta Magna no obliga a que el nuevo Ejecutivo someta a votación su programa -una característica que la mayoría de juristas justifica con el objetivo de favorecer la existencia de gobiernos en minoría-, pero sí permite a la oposición presentar una "moción de rechazo" que, de ser aprobada, implica la dimisión del gabinete de ministros, tal y como ocurrió hoy.
Desde la llegada de la democracia a Portugal, hace más de cuatro décadas, este recurso sólo prosperó una vez, en 1978, con el independiente Alfredo Nobre da Costa como líder del Gobierno.
CAVACO SILVA DEBERÁ PROPONER UN NUEVO CANDIDATO
En estas circunstancias, el protagonismo recae nuevamente en Cavaco Silva, quien debe volver a reunirse con todos los partidos antes de hacer pública su decisión.
El presidente tiene ahora que elegir entre encargar a la izquierda la formación de Gobierno, mantener al actual en funciones hasta la celebración de nuevas elecciones -no antes de junio de 2016- o formar un Ejecutivo "de iniciativa presidencial" con personas independientes.
Mientras en el interior del hemiciclo la oposición derribaba el Gobierno, dos manifestaciones enfrentadas discurrían a las puertas del Parlamento, una en apoyo de los conservadores y otra favorable a los grupos de izquierda.
Miles de personas se juntaron en la zona, separadas por un pasillo de seguridad y atentamente vigiladas por la policía, que reforzó el operativo para evitar incidentes.
La protesta convocada por miembros de los partidos de centro-derecha dirigió sus críticas contra el líder socialista, António Costa, quien se postula como el próximo primer ministro, y le acusó de encabezar un ataque contra los legítimos ganadores de las elecciones.
Enfrente, manifestantes reunidos por el mayor sindicato del país, la CGTP (de orientación comunista), mostraron su respaldo a un acuerdo de izquierdas que ponga fin a la austeridad.