| Archivo
(Actualizado

Caroline Kennedy, única hija superviviente del presidente John F. Kennedy, llega a Japón como nueva embajadora de Estados Unidos, en vísperas de que se cumpla el 50 aniversario del asesinato de su padre.

Y por primera vez en sus 55 años de vida, esta licenciada en Derecho asume un cargo gubernamental pese a haber estado siempre ligada familiarmente a la política.

A cinco días de celebrar su sexto cumpleaños, el 22 de noviembre de 1963, vivió uno de los episodios, aunque no el único, más trágicos de su vida cuando su niñera le contó que habían disparado a su padre y, según recuerda esta, "no pudieron lograr que se recuperara".

Tras el asesinato de JFK, su tío Robert F. Kennedy hizo las veces de padre, pero 5 años más tarde, en 1968, la pequeña Caroline hubo de revivir el calvario de la pérdida, cuando el senador fue abatido en Los Ángeles durante un tiroteo.

MADRE DE TRES HIJOS

Hoy madre de tres de hijos, recuerda el dolor de su madre, Jacqueline Kennedy, quien falleció víctima del cáncer en 1994, y también la de su hermano John, quien murió en un accidente aéreo en 1999 a los 38 años.

A pesar de todo, Caroline siguió adelante prestando apoyo a las causas e ideales que sus padres y su hermano habían defendido, se puso al frente de la Fundación Biblioteca John F. Kennedy, y presidió el comité de asesoramiento de alto nivel del Instituto de Política en la Universidad de Harvard, creado en memoria de su padre.

En los últimos 15 años, la hija mayor de los Kennedy ha tenido que soportar sola el peso de una de las familias más influyentes de la historia de Estados Unidos, una responsabilidad que ha llevado con discreción.

"No puedo imaginar haber tenido unos padres mejores y un hermano más maravilloso. Así que me siento muy afortunada de que ellos sean mi familia, y desearía que estuvieran aquí", dijo el año pasado, tras ser preguntada por cómo se sentía siendo el único legado vivo de los Kennedy.

"Pero mi propia familia, mis hijos, mi marido, son realmente mi familia real, y somos solo nosotros", puntualizó.

CINCO AÑOS EN LA POLÍTICA

Tras dedicar gran parte de su vida al mundo editorial y la educación y las actividades benéficas, en 2008 decidió dar su primer paso hacia delante en la esfera política, y manifestó su apoyo al entonces senador y precandidato demócrata a la presidencia Barack Obama, en un momento clave de su lucha contra Hillary Clinton.

Precisamente, después de que Obama llegara a la Casa Blanca y escogiera a Clinton como su secretaria de Estado, la hija de los Kennedy decidió presentarse para ocupar la vacante del Senado por Nueva York que había dejado la nueva jefa de la diplomacia estadounidense, pero finalmente retiró su candidatura "por razones personales".

Caroline había sido duramente criticada por apenas conceder entrevistas y limitar mucho su relación con la prensa, por lo que algunos analistas pusieron en duda su capacidad para ocupar un sillón de la cámara alta.

Ahora, que comienza una nueva andadura en tierras niponas, la mayor de los Kennedy abre un nuevo camino en la historia de su familia.

"Debido a su familia y al camino que ha recorrido, seguramente (Caroline) ha seguido el menos transitado. Pero ella lo ha hecho con un don especial y captando la atención de todos los estadounidenses que, desde el momento en que era pequeña, la han visto", dijo el secretario de Estado, John Kerry, cuando juró el cargo.

Y es que, como apuntó Kerry, tanto por su familia, como por su historia y por todo lo vivido, Caroline "en muchos sentidos ha sido una embajadora toda su vida".