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Los países árabes y musulmanes recibieron hoy con cautela la muerte en Pakistán por un comando de elite de EEUU del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, que causó gran satisfacción en el mundo occidental.

Hamás, organización islamista que gobierna la franja de Gaza, a través de su primer ministro, Ismail Haniye, condenó el "asesinato", al que calificó de "mártir de la guerra santa", mientras que en Ramala, un portavoz palestino del gobierno moderado, Ghasan el-Jatib, consideró su desaparición de "desarrollo para la paz".

Desde El Cairo, La Liga Árabe y la Conferencia para la Organización Islámica (COI) evitaron valorar la muerte de Bin Laden y se limitaron a mostrar su condena contra el terrorismo.

El secretario general de la Liga Árabe, Amru Musa, aseguró que "existe una postura árabe consensuada" y que los 22 países de esta organización nunca han "apoyado a Al Qaeda ni a ningún tipo de violencia".

Por su parte, el secretario general de la COI, Akmalaldin Ihsan Oglo, reiteró las críticas de su organización a cualquier acción terrorista y recordó que siempre han sido partidarios "de presentar a los responsables de dichos actos ante la justicia".

Arabia Saudí, cuna de Bin Laden, expresó su esperanza de que la muerte del dirigente de Al Qaeda repercuta directamente en los esfuerzos internacionales en la lucha contra el terrorismo.

El Gobierno iraquí dijo que "es un gran golpe en el ánimo de los miembros de Al Qaeda en Irak y la zona", a la vez que descartó que pueda afectar a la seguridad en el país.

NO ES EL FIN DE LA AMENAZA

De forma más unánime y directa se manifestaron los principales líderes europeos, como el primer ministro británico, David Cameron, quien dijo que la muerte de Bin Laden es un "gran paso adelante" en la lucha contra el terrorismo, pero no es el fin de la amenaza.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, la calificó de "derrota histórica", pero resaltó que la lucha para acabar con Al Qaeda "debe continuar sin descanso". "Francia saluda la tenacidad de Estados Unidos, que le buscaba desde hace diez años", agregó Sarkozy.

El Gobierno ruso afirmó que compartía "este acontecimiento extraordinario para toda la coalición antiterrorista", según dijo el ministerio de Exteriores en una declaración.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló, en un mensaje de felicitación a Obama, que "España seguirá plenamente comprometida con la comunidad internacional en la lucha contra el terrorismo".

"Es un éxito significativo" para la seguridad de los aliados, aseguró el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.

El Vaticano consideró que Bin Laden ha tenido "una gran responsabilidad en difundir divisiones y odio entre los pueblos, causando la muerte de innumerables personas, y en instrumentalizar la religión para este fin".

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, expresó su "satisfacción" por la muerte del líder de Al Qaeda y la definió como un "gran resultado en la lucha contra el mal".

La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró "aliviada", aunque advirtió de que Occidente no debe bajar la guardia.

El presidente de Turquía, el islamista moderado Abdullah Gül, mostró su satisfacción por la muerte del número uno de Al Qaeda.

La Unión Europea (UE) calificó la desaparición de Bin Laden de un "gran logro" en la lucha contra el terrorismo.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, consideró "un triunfo para la justicia, la libertad y los valores compartidos por todas las naciones democráticas".

"No podemos alegrarnos, pero sí sentimos alivio", dijo el primer ministro polaco, Donald Tusk.

Los líderes latinoamericanos ha reaccionado de diversas formas ante la muerte del terrorista más buscado del mundo.

El gobierno mexicano calificó la muerte de "un hecho de gran trascendencia en los esfuerzos para liberar al mundo del flagelo del terrorismo" y reconoció "los esfuerzos realizados por el gobierno de Estados Unidos."

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, a través de un comunicado, llamó a "perseverar" en la lucha mundial contra el terrorismo.

Por su parte, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, aseguró y que Estados Unidos logró matar a Osama Bin Laden, pero que "desafortunadamente" aún hay centenares de miles de iraquíes víctimas de la guerra con el país norteamericano que sus muertes han quedado impunes.

Mientras, el vicepresidente venezolano, Elías Jaua, criticó que se celebre la muerte del líder de la organización terrorista Al Qaeda y se use el asesinato "como instrumento para la resolución de problemas". "No deja de sorprender cómo se ha naturalizado el crimen y el asesinato, y cómo se celebra", dijo Jaua.

Brasil, a través del ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, manifestó que el líder de la organización terrorista Al Qaeda "contribuía directa e indirectamente a estigmatizar al mundo islámico" y a dividirlo en la "falsa tesis" de "autocracia o fundamentalismo".

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