La campaña presidencial más desgastante de los últimos tiempos en Colombia, viciada por golpes bajos, un sinfín de polémicas y ausencia de debates, llega a su fin con el izquierdista Gustavo Petro y el populista Rodolfo Hernández técnicamente empatados en la intención de voto para las elecciones de este domingo.
Colombia llega a la recta final con una sensación de extenuación ante una atípica campaña en la que los candidatos apenas han tenido presencia en eventos públicos y no ha habido debates, trasladando el proselitismo político a las redes sociales, donde la interacción con los votantes es más limitada.
La ausencia de debates ha estado en el centro del debate público esta semana, cuando un juez de Bogotá ordenó a los candidatos organizar un cara a cara que finalmente no se produjo, después de varias idas y venidas en las que se le ha criticado a Hernández su intención de condicionar tanto los parámetros de su celebración como la elección de los periodistas.
Las encuestas publicadas pintan un panorama apretado en el que cualquiera de los dos podría acabar imponiéndose, algo que ha generado inquietud ante las posibles denuncias de fraude que se puedan levantar.
POLÉMICAS Y AUSENCIAS
La campaña para la segunda vuelta ha estado envuelta en un halo de peculiaridad en el que los candidatos han adoptado una atípica estrategia para Colombia: mantenerse alejados de los eventos masivos y escudarse en actos privados y en la tecnología.
Las polémicas, a pesar del aislamiento de los aspirantes a la Casa de Nariño, no han faltado, afectando por igual a Petro y a Hernández y pudiendo ser una de las fichas fundamentales para romper el empate que auguran las encuestas.
Los "petrovideos", como la prensa colombiana los ha bautizado, se filtraron la semana pasada mostrando algunos de los momentos privados de la campaña del candidato del Pacto Histórico hablando de la estrategia electoral incluidas maniobras para desprestigiar a rivales, recibir dinero e incluso conversar con narcotraficantes presos.
Hernández, por su parte, ha sido el que ha marcado las pautas de una campaña de ausencias en la que no ha tenido apenas comparecencias públicas, ha evadido a los medios de comunicación e incluso se refugió tres días en Miami después de denunciar amenazas en contra de su vida.
La hija secuestrada supuestamente por el ELN hace más de una década también ha copado algunos de los momentos más controversiales de la carrera del aspirante de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, que ha pedido en todo momento respeto ante los hechos.