La ciudad italiana de Ventimiglia, próxima a la frontera francesa (noroeste), continúa recibiendo inmigrantes, que se congregan en su estación ferroviaria a la espera de que las autoridades galas les permitan el paso.Al menos doscientos inmigrantes acampan en los pasillos y los aledaños de la estación de esta ciudad, convertida en un improvisado campamento de acogida.
Las autoridades francesas han establecido unos controles más estrictos en su frontera y han decidido unilateralmente prohibir el paso a aquellos inmigrantes que no cuenten con un permiso de permanencia legal en la Unión Europea.
Así, Ventimiglia, de poco más de 20.000 habitantes, se ha convertido en un punto de encuentro para centenares de inmigrantes, que esperan en su estación y que incluso están llevando un acto protesta acampando en una escollera a pocos metros de la frontera.
En la estación se han dispuesto duchas y baños además de un furgón ambulatorio de la Cruz Roja italiana y a ella acuden muchos vecinos para donar objetos que puedan ser de utilidad, como mantas. El pueblo sigue recibiendo inmigrantes y el alcalde, Enrico Ioculano, estima que cada tarde llegan en torno a 80 personas procedentes de otras estaciones de Italia, adonde arriban después de cruzar el Mediterráneo desde las costas africanas.
Además, 17 de los más de 150 inmigrantes que han acampado en los escollos fronterizos decidieron hoy abandonar su protesta y fueron trasladados en un autobús de la Cruz Roja a la estación del municipio, como pudo constatar Efe. Algunos de ellos, eritreos, explicaron que su intención es asearse para regresar a las rocas, un objetivo difícilmente realizable a tenor de los fuertes controles policiales que se han establecido en el área.
La estación continúa con su actividad a pesar de que sus pasillos aparecen ahora cubiertos por colchones y mantas, en los que duermen los inmigrantes. Los viajeros hacen cola en la taquilla para comprar sus billetes de tren mientras asisten a la escena con incredulidad.
"Es un poco extraño como situación. Quizá no deberíamos acoger a los inmigrantes solo nosotros sino también otros países de la Unión Europea. Lo siento pero no es algo fácil. Todos no podemos acogerlos nosotros", explicó Simone mientras esperaba un tren en dirección a Pavía.
Daniela, una mujer de Ventimiglia que acaba de donar ropa y objetos a Cruz Roja, señaló que "estas personas están asustadas por los conflictos" y alegó que sus países son "como una casa que arde"."¿Si tu casa arde, qué haces? ¡Escapas!", exclamó.
Giseppe, de Turín, lamentó la situación de los inmigrantes que se agolpan en la estación y achacó la decisión de Francia de cerrar su frontera a "elecciones políticas". "Me da pena que estos chicos que no van a permanecer en Italia estén en estas condiciones. Creo que no contamos con las instalaciones necesarias para acogerlos", dijo Emmanuele, que sin embargo defendió la postura francesa al considerar que "tienen intereses que defender".
Ante la llegada de más inmigrantes, el Consistorio de Ventimiglia está preparando una sala diferente de la estación para acoger a mujeres y niños y separar a los inmigrantes por sexos.