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Las terapias para convertir a lesbianas, homosexuales, transexuales y bisexuales (LGTB) en heterosexuales siguen siendo un "problema real" en las comunidades religiosas en Australia, muestra un informe publicado hoy.

"El informe revela el inmenso trauma y dolor que los participantes sintieron ante la posibilidad de tener que elegir entre su fe y su género o sexualidad", dijo Tim Jones, de la Universidad La Trobe, quien participó en el estudio.

El documento se basa en los casos de 15 personas que sufrieron a raíz de estas terapias por intentar reconciliar su identidad sexual con las prácticas y creencias de sus comunidades religiosas.

En el estudio se señala que los afectados sufrieron un fuerte trauma psicológico y espiritual, y perdieron la fe o dejaron de luchar por ser aceptados por sus comunidades religiosas, según un comunicado de la Universidad La Trobe.

"Me vi rezando, siendo objeto de rezo, hice introspección, practique la autocensura e incluso participé en exorcismos. Lo intenté durante muchos años, con gran pasión y deseo de cambio, y nada funcionó ", dijo uno de ellos, Anthony Hind, al explicar sus intentos por cambiar su orientación sexual.

En el documento, elaborado por la Universidad La Trobe y el Centro Legal de Derechos Humanos y Salud de los Homosexuales y Lesbianas del estado de Victoria, también se analizan legalmente las prácticas de conversión, además de formular recomendaciones a gobiernos y comunidades religiosas.

Una las recomendaciones aboga por legislar para prevenir que los niños y jóvenes sean sometidos a estas terapias mientras otras proponen ayudas a los afectados y campañas de educación que impliquen a las comunidades religiosas.

"Esperamos que estas comunidades reciban el informe, reflexionen sobre el daño al que exponen y trabajen para poner fin a este daño que se infringe a sus miembros LGTB", recalcó Tim.

La directora de defensa legal del Centro Legal de Derechos Humanos, Anna Brown, subrayó que las terapias de conversión han probado ser "ineficaces y dañinas" porque al decirle a una persona que está "dañada o enferma por ser quien es profundamente dañino".

La publicación del informe coincide con la polémica por los poderes de las escuelas religiosas de excluir a los estudiantes y profesores LGTB, y tiene lugar a menos de un año de que se legalizaran los matrimonios entre personas del mismo sexo en Australia.