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Dinamarca ha decidido instaurar controles permanentes en sus fronteras con Alemania y Suecia, según anunció hoy el Gobierno liberal-conservador. El acuerdo, que entrará en vigor en unas semanas, fue posible gracias al apoyo del ultraderechista Partido Popular Danés, aliado externo del Gobierno desde 2001, y un diputado del Partido Cristianodemócrata.

El ministro de Finanzas, Claus Hjort Frederiksen, destacó que el control fronterizo se realizará en el marco del tratado de Schengen, del que Dinamarca forma parte, con el fin de "aliviar" la criminalidad que, según dijo, "ha asolado" en los últimos tiempos el país.

Las autoridades danesas invertirán 150 millones de coronas danesas (20 millones de euros) para instalar controles en las fronteras danesas e invertir en escáneres y otro equipamiento tecnológico.

Otros 120 millones (16 millones de euros) se destinarán a personal de aduanas y más policías en las principales fronteras.

El plan incluye también reforzar los controles en aeropuertos y en las aguas territoriales danesas.

El Gobierno danés satisface así una de las exigencias del Partido Popular Danés, con el que negocia desde hace semanas un acuerdo para realizar profundas reformas del Estado de bienestar de cara a las próximas décadas.

Por otra parte, los ministros del Interior de la Unión Europea discutirán este jueves en una reunión extraordinaria la propuesta de Bruselas de facilitar la reintroducción temporal de controles fronterizos dentro de la UE en caso de flujos masivos de inmigrantes, tal y como han pedido Francia e Italia.

La iniciativa para reformar el espacio sin fronteras Schengen ha tomado impulso tras la disputa entre París y Roma. Los dos Gobiernos se han enfrentado por la negativa francesa a permitir la entrada de inmigrantes tunecinos llegados a la isla de Lampedusa tras las revueltas ciudadanas de principios de año, a los que las autoridades italianas han facilitado permisos temporales y documentos de viaje.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, escribieron a finales de abril una carta al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, exigiéndole más facilidad para realizar controles fronterizos. Y el Ejecutivo comunitario propuso el 4 de mayo crear un mecanismo que permita suspender la aplicación de Schengen en circunstancias excepcionales y con supervisión de la UE.

Esta propuesta cuenta también con el apoyo de Alemania y España. Tras algunas dudas iniciales en el Gobierno, el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, dijo el pasado fin de semana que respalda la propuesta de Bruselas.

"Coincidimos bastante con el enfoque de la Comisión, porque se trata de precisar con más nitidez aquellos supuestos en los que cabe introducir alguna restricción y establecer controles interiores (de las instituciones europeas) para evitar que supuestos amplísimos puedan usarse de forma arbitraria", argumentó.

Entre los grandes Estados miembros, sólo Polonia se ha mostrado reticente a los cambios. Por su parte, la presidencia húngara asegura que su objetivo es "mejorar Schengen" porque considera "sagrada" la libre circulación de personas. No obstante, acepta que "como último recurso" exista un mecanismo de suspensión de Schengen con "reglas claras y transparentes".

Francia está convencida de que "gran parte de los Estados miembros, si no todos" apoyarán su propuesta aunque ahora expresen "prudencia". En todo caso, y a diferencia de la Comisión que quiere un control de la UE, París insiste en que la gestión de las fronteras es una "competencia nacional" y que son los Estados miembros los que deben decidir sobre la reintroducción de controles. "Pero deben hacerlo en el marco de un marco jurídico que lo permita", señala.

Sólo el Parlamento Europeo ha reprochado abiertamente a la Comisión Europea que haya cedido al "populismo" de los gobiernos de París y Roma y plantee facilitar la introducción temporal de controles fronterizos en la UE en circunstancias excepcionales

En la actualidad, los Estados miembros ya pueden reintroducir unilateralmente los controles fronterizos interiores alegando motivos de seguridad u orden público. Así se ha hecho para numerosos acontecimientos deportivos y así lo hizo Francia el mes pasado para frenar la llegada de inmigrantes tunecinos a los que Italia había concedido un permiso temporal. París y Roma quieren ampliar los supuestos que permiten restablecer las fronteras y reducir trámites.

Según la propuesta de la Comisión, el nuevo mecanismo se activaría para "afrontar aquellas situaciones en las que, bien un Estado miembro no cumple su obligación de controlar su sección de la frontera exterior, bien una parte específica de la frontera exterior se ve sometida a fuertes presiones inesperadas debidas a acontecimientos externos".

El debate de este jueves tiene como objetivo preparar las decisiones que se adoptarán en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebrará a finales de junio. Para la presidencia húngara, la cuestión de la reforma de Schengen exige una "acción inmediata".

Los ministros del Interior discutirán el resto de propuestas de Bruselas para responder a la llegada de inmigrantes procedentes de los países del norte de Africa tras las revueltas ciudadanas. El Ejecutivo comunitario quiere condicionar la ayuda a estos países a su colaboración en materia de readmisiones y lucha contra la inmigración irregular y reforzar los medios de la Agencia Europea de Control de Fronteras (FRONTEX).