El Supremo ordena al Ejército desmantelar todos los "campamentos bolsonaristas"
El asalto solo se resolvió después de horas de desconcierto, cuando agentes antidisturbios cargaron contra los radicales que estaban dentro y fuera de los edificios de los tres poderes
Bolsonaro rechazó de forma tibia los sucesos ocurridos en Brasilia
EUROPA PRESS/EFE
El Tribunal Supremo de Brasil ha ordenado este lunes al Ejército del país desmantelar todos los "campamentos bolsonaristas" que existen en el territorio nacional en un plazo de 24 horas después de que este domingo cientos de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro asaltaran las sedes del Congreso y el Supremo, además del palacio presidencial.
El magistrado Alexandre de Moraes ha recalcado así la importancia de que estos campamentos --situados en territorio ajeno al Ejército-- sean completamente desmantelados a medida que la Policía arresta a "todos aquellos manifestantes que aún queden en las calles" tras una jornada que se ha saldado hasta el momento con al menos 300 detenidos.
En una nueva orden judicial, Moraes ha expresado que "nada justifica la existencia de campamentos de terroristas, financiados con la complacencia de autoridades civiles y militares de forma totalmente subversiva y sin respeto alguno hacia la Constitución".
Moraes ha alertado, además, de que los comandantes y altos cargos de las Fuerzas Armadas, la Policía y el Ministerio de Defensa serán llevados ante la Justicia en caso de que estos campamentos sigan existiendo.
Además, ha puntualizado que las principales autovías de país, parcialmente ocupadas por la turba de seguidores, deben ser desbloqueadas a lo largo del día, según informaciones de la cadena de televisión G1.
El asalto a las citadas instituciones brasileñas se ha producido tras meses de acampada por parte de seguidores de Bolsonaro en la capital, Basilia, después de que el expresidente perdiera las elecciones presidenciales de octubre frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
UN ATAQUE COORDINADO
Las protestas de este domingo fueron convocadas por los grupos bolsonaristas que llevan acampados frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia desde el día posterior a las elecciones.
En más de dos meses de concentraciones, los radicales han protagonizado varios hechos violentos, entre ellos un ataque a una sede policial y un intento frustrado de colocación de un explosivo cerca del aeropuerto de Brasilia, hace dos semanas.
Este domingo, miles de radicales viajaron en autobús desde otros puntos del país para sumarse a las concentraciones que alentaban un golpe de Estado.
Los manifestantes, vestidos con banderas de Brasil y camisetas con los colores verde y amarillo, se dirigieron al centro de Brasilia a media tarde y pasaron sin inconvenientes por un pequeño cerco policial montado en la Explanada de los Ministerios.
Se dirigieron al Congreso Nacional y a continuación, al Tribunal Supremo y al palacio presidencial de Planalto, todos ellos ubicados en torno a la plaza de los Tres Poderes.
Ante la inacción de la Policía capitalina, quebraron los vidrios de los edificios de palacios, considerados patrimonio de la Humanidad, y los invadieron causando destrozos en su interior.
LULA INTERVIENE
Lula reaccionó ordenando la intervención de los organismos de seguridad del Distrito Federal, región donde se encuentra Brasilia, y desplegando fuerzas federales para ayudar a expulsar a los golpistas de las instituciones.
Los agentes antidisturbios, utilizando gases lacrimógenos y bombas de estruendo, se hicieron con el control de las sedes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial unas cuatro horas y media después del inicio del ataque, ocurrido dos años y dos días después del violento asalto al Capitolio de Estado Unidos, por parte de ultraderechistas con los que el bolsonarismo está alineado.
En una declaración desde Araraquara, donde se encontraba de viaje, Lula afirmó que hubo "incompetencia" y "mala fe" por parte de los responsables de seguridad de Brasilia, que dependen de la administración del gobernador Ibaneis Rocha, aliado de Bolsonaro.
El mandatario culpó de la situación a los discursos de Bolsonaro "estimulando" las manifestaciones golpistas y aseguró que los "fascistas" serán llevados a la justicia, así como los patrocinadores del ataque.Poco antes del anuncio de Lula, el secretario de Seguridad de Brasilia, Anderson Torres, quien fue ministro de Justicia en el Gobierno de Bolsonaro, fue destituido de su cargo.
EL CAPITOLIO BRASILEÑO
El episodio vivido este domingo en Brasilia recordó a la invasión del Capitolio de Estados Unidos ocurrida el 6 de enero de 2021 por parte de simpatizantes del expresidente Donald Trump, quien guarda una relación de amistad con Bolsonaro, aunque el ataque brasileño tuvo una escala aún mayor.El exmandatario brasileño, un admirador de Trump, se encuentra actualmente en Orlando, Estados Unidos, adonde viajó dos días antes de la investidura de Lula sin billete de vuelta.
En las redes sociales, Bolsonaro rechazó de forma tibia los sucesos ocurridos en Brasilia, al afirmar que las manifestaciones pacíficas "hacen parte de la democracia", pero "el vandalismo y las invasiones de edificios públicos", en cambio, "escapan a la norma".