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Los eslovacos acuden este sábado a las urnas en un clima de tensión por la crisis política y los escándalos de corrupción, en unas elecciones anticipadas, las sextas desde la llegada de la democracia y la independencia, debido a la caída del Gobierno conservador de la primera ministra, Iveta Radicova.

Pese a su holgada mayoría parlamentaria, la coalición de conservadores, democristianos, liberales y de la minoría húngara no logró superar, por problemas internos, el pasado octubre una votación de confianza vinculada a la aprobación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

El país de los montes Tatra cerró hoy la jornada de reflexión con una llamada a la democracia directa, en un acto de protesta que congregó a unas cuatro mil personas y que tuvo lugar delante de la Oficina del Gobierno, fuertemente vigilado por un cordón policial y agentes a caballo.

Los participantes, que mostraban pancartas contra casi todos los políticos, firmaron una petición "Por una Eslovaquia mejor" y aplaudieron los llamamientos a una democracia directa.

Se trata de una iniciativa lanzada a través de la red social Facebook, apoyada por más de 25.000 personas y que lleva el nombre de "Protesta Gorila".

La de hoy fue la sexta concentración de una cadena de protestas iniciada el pasado 27 de enero para denunciar una trama de corrupción sin precedentes en el país, relacionada con la privatización de empresas estatales y que ha acabado por salpicar a numerosos políticos del centroderecha.

El caso "Gorila" surgió durante la segunda legislatura (2002-2006) del entonces primer ministro conservador y hoy titular de Exteriores, Mikulas Dzurinda, cuando los servicios de seguridad llevaron a cabo escuchas de reuniones entre políticos y empresarios en las que se negociaron comisiones por dichas privatizaciones.

Los manifestantes criticaron hoy también a la Fiscalía General, por no haber actuado en esta trama corrupta.

"En Suiza si no les gustas, te tiran (a los políticos) una tarta a la cara. Esta visto que la democracia no puede darse por supuesta. Depende del esfuerzo que pongamos en aumentarla", dijo a Efe Zuzana, una de las participantes de la protesta.

El malestar social amenaza con pasar factura principalmente a los partidos conservadores.

La última encuesta de preferencia electoral, realizada por la agencia de demoscopia MVK, augura la victoria al partido socialdemócrata SMER, del ex primer ministro Robert Fico, con un apoyo del 40 por ciento.

Le seguiría el Movimiento Democristiano (KDH), liderado por el ex comisario europeo de Educación Jan Figel, la formación de eslovaco-húngaros moderados Most-Hid y la conservadora Unión Democrática Eslovaca (SDKU), de Dzurinda.

También entrarían en el Parlamento unicameral los liberales de Libertad y Solidaridad (SaS), el nuevo partido Gente Corriente y Personalidades Independientes (OL-NO), y volvería a la Cámara la formación de los eslovaco-húngaros radicales Coalición Magiar (SMK).

Eslovaquia se incorporó a la Unión Europea en 2004 y pronto se convirtió en uno de los "tigres" de Europa Central y del Este, con unas cifras de inversión extranjera envidiables, pero ahora arrastra problemas económicos y una tasa de desempleo del 13,1 por ciento.

"Es inconcebible que la gente aquí se muera por no tener acceso a equipos médicos, como una resonancia magnética, cuando las aseguradoras de salud generan beneficios", denunció la manifestante Zuzana sobre la situación del país.

También criticó las condiciones de trabajo de las grandes empresas, sean extranjeras o locales, y el hecho de que se evitara toda discusión pública antes de tramitar la nueva legislación laboral, durante el Gobierno conservador de 2002 a 2006, pues sus críticos consideran que ha hecho más precarias las condiciones laborales en Eslovaquia.