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Estonia, pequeño país a orillas del mar Báltico, inauguró el año con la adopción del euro y se convirtió hoy en la primera ex república soviética en ingresar en la zona de la moneda común europea, que pasa por uno de los momentos más difíciles desde su creación y agrupa ahora a diecisiete Estados.

Nada más llegar 2011, poco después de la campanada que anunció el advenimiento del Año Nuevo, el primer ministro estonio, Andrius Ansip, retiró un billete de euros de uno de los cajeros automáticos instalados en el Teatro de la Opera de Tallin, escenario de los actos oficiales.

En medio de los aplausos de los asistentes, hicieron la misma operación el comisario europeo de Transporte, Siim Kallas y los primeros ministros de Lituania, Andrius Kubilius, y Letonia, Valdis Dombrovskis, invitados de honor a la ceremonia. "Nuestras coronas estonias son unos billetes muy bellos, pero desgraciadamente los inversores no tienen tanta confianza en esos bellos billetes como en el euro", había declarado poco antes en una rueda de prensa el jefe del Gobierno estonio, informaron desde la capital estonia las agencias locales.

Con la adopción de la moneda común europea, todos los ahorros de los estonios en moneda nacional fueron convertidos automáticamente en euros de acuerdo a la tasa oficial establecida por el Banco Central de Estonia, que es de 15,6466 coronas estonias por euro. La corona continuará en circulación durante un periodo de dos semanas, en el que se espera que los comercios sólo den el cambio en euros, a fin de agilizar la transición y reducir el coste de mantener dos monedas simultáneamente.

El proceso de conversión de la moneda nacional en euros comenzó el 1 de diciembre pasado y la corona podrá ser cambiaba en la red bancaria comercial sin cargos sobre la tasa oficial hasta diciembre de este año. Después de esa fecha y sin límite de tiempo, las coronas podrán ser cambiadas en euros únicamente por el Banco Central de Estonia.

Sin embargo, todos coinciden en que el proceso de transición al euro será mucho más rápido que en otros países, pues la población de Estonia es de apenas 1,3 millones de habitantes.

El presidente estonio, Toomas Hendrik Ilves, ha salido al paso de aquellos que cuestionan la oportunidad de la adopción de la moneda común europea debido a la crisis en la zona del euro. "El euro le dará estabilidad a la economía, simplificará las relaciones comerciales y mostrará que Estonia es un socio fiable y parte de una zona económica muy influyente", declaró el jefe del Estado.

Todas las últimas encuestas señalaban que la mayoría de los estonios están a favor de la introducción del euro en su país, aunque la parte de la población que se muestra contraria a la adopción de la moneda europea común es importante.

Los adversarios del euro destacaban su temor a que la adopción de la moneda común europea provoque la subida de los precios y que la renuncia a la corona supone, en cierta medida, una pérdida de identidad nacional.

Según un sondeo realizado en diciembre por la consultora TNS Emor por iniciativa propia, el 49 por ciento de los encuestados apoyaba la adopción de la moneda comunitaria, mientras que el 43 por ciento se manifestaba en contra.

Mientras, un estudio llevado a cabo por los sociólogos de Faktum&Ariko a petición del Estado, indicaba que el 52 por ciento respalda la entrada en la zona del euro, frente a un 39 por ciento que prefiere conservar la corona. Estoy convencida de que la introducción del euro en Estonia es algo positivo. Nos acercará más a Europa y, a largo plazo, beneficiará a nuestra economía", según dijo Inga Saare, traductora residente en Tartu, la segunda ciudad de Estonia.

SARKOZY RESALTA QUE SALIR DEL EURO SERÍA "UNA LOCURA" QUE ACABARÍA CON LA UE

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, aseguró hoy en su tradicional discurso de Año Nuevo que salir del euro aislaría a Francia y terminaría con la Unión Europea (UE), lo que "sería una locura". "No creáis, mis queridos compatriotas, a aquellos que proponen que salgamos del euro. El aislamiento de Francia sería una locura. El fin del euro sería el fin de Europa", dijo el presidente francés en un discurso de diez minutos en el que definió el 2010 como un año "rudo" para los ciudadanos que perdieron su empleo.

Sarkozy aseveró que se opondrá con todas sus fuerzas para evitar que intenten poner fin a "sesenta años de construcción europea que han aportado paz y fraternidad" al continente porque "Europa es esencial" para la identidad y los valores de Francia.

El jefe del Estado francés destacó que "el año 2011 se anuncia como portador de esperanza" porque "volverá el crecimiento" económico" y aseguró que "las grandes reformas" llevadas a cabo durante el año "comienzan a dar sus frutos" y han permitido que la recesión haya sido en Francia "menos severa y más corta" que en otros países.