Felipe VI apostó por estrechar aún más los lazos que unen a España y México para seguir construyendo un futuro en común, pero quiso al mismo tiempo echar la mirada al pasado para reivindicar lo que representaron los exiliados republicanos que buscaron cobijo en el país americano.
En un gesto de reconocimiento a quienes sufrieron el dolor de abandonar España por culpa del franquismo, el rey aprovechó la primera jornada de su viaje de Estado a México para rendir homenaje a los refugiados en el país que, junto a Francia, abrió más los brazos para acogerlos en su huida.
Primero en su visita al Ayuntamiento, la que fue sede del gobierno republicano en el exilio, y posteriormente en la cena de gala ofrecida por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en el Palacio Nacional, don Felipe evocó a los exiliados y, en especial, a los intelectuales como Luis Buñuel, Luis Cernuda, Max Aub o León Felipe que integraron ese colectivo.
"Tengo presentes especialmente a mis compatriotas que, generación tras generación, llegaron a México en busca de una utopía, de un futuro o de un refugio", subrayó el rey en su discurso al comienzo de la cena oficial.
De los miles de escritores, artistas, cineastas, pintores o arquitectos que, tras su huida de la dictadura, "formaron a innumerables alumnos mexicanos con sabiduría y rigor", el rey expresó su admiración por "defender el valor de la obra de civilización y cultura realizada por su patria". "Como afirmó Ortega y Medina, reivindicaron 'a la tan vilipendiada cuanto incomprendida España'", remató Felipe VI ante los más de 450 invitados a la cena.
Ya en el acto previo del Salón de Cabildos del Ayuntamiento, donde las Cortes españolas de la República nombraron en 1945 a José Giral presidente de Gobierno en el exilio, Felipe VI manifestó su "inmensa" gratitud al pueblo mexicano por acoger durante varias décadas a españoles que emigraron en busca de un futuro mejor.
El guiño del monarca reeditó los que también hizo su padre, don Juan Carlos, hacia los exiliados, como en 1978, cuando visitó a la viuda de Manuel Azaña en su primer viaje a México.
En su tercer discurso de la jornada, Felipe VI incidió en la "fortaleza" de las relaciones entre España y México y en la oportunidad de hacerlas más sólidas, en especial, en el ámbito económico, como "socios y amigos, compañeros y aliados". "Fecundo pasado, dinámico presente, ilimitado futuro.
Ésta es la instantánea que ofrecen nuestras relaciones", resumió don Felipe ante Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera. España, prosiguió el rey, "quiere acompañar" a México en su proceso de transformación que experimenta gracias a su "madurez política" y a las reformas puestas en marcha en los últimos años.
Como prueba de la actual sintonía, el rey sentenció que "en España, se respeta a México, se conoce a México, se piensa en México y se siente México con la fuerza de la verdadera amistad". Peña Nieto respondió que ese sentimiento es "recíproco" y, en particular, el pueblo mexicano "respeta y quiere" al rey.
Antes del brindis, el presidente mexicano también aludió a "la España peregrina" que emigró y "engrandeció" a México con la llegada de intelectuales y hombres de "arraigado espíritu emprendedor".
La gala congregó a más de 450 personas, entre ellos el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, o el exfutbolista mexicano Hugo Sánchez. Degustación de ceviches, crema de hoja santa con queso de cabra, pescado a la veracruzana y biscotti compusieron el menú de la cena, coronada con una actuación de un grupo de mariachis.