El Gobierno turco da por fracasado el golpe
Se han producido enfrentamientos en Ankara y Estambul
El Gobierno de Binali Yildirim asegura que continúa al mando del poder ejecutivo en Turquía
El levantamiento militar iniciado el viernes por un grupo de militares turcos ha quedado neutralizado, según ha afirmado el Gobierno, que pidió a la población que se echara a la calle para detener a los golpistas cuando aún era incierto si la asonada tendría éxito.
El levantamiento ha causado sesenta muertos en todo el país, entre los que hay civiles, según la Fiscalía. "Esto es traición. Pagarán un precio muy alto", amenazó Recep Tayyip Erdogan, jefe del Estado y hombre fuerte del país, poco después de aterrizar en el aeropuerto Atatürk de
Estambul, que en las primeras horas del golpe fue ocupado por los militares pero en el que la Policía, leal al Gobierno, tomó luego el control. Tanto Erdogan como el Ejecutivo han insistido en que el intento de golpe ha fracasado y que en él sólo ha participado un grupo reducido de uniformados.
El propio Erdogan anunció una operación de detenciones de militares golpistas e incluso encontró una parte positiva a la asonada. "Este levantamiento, este movimiento es un gran regalo de Dios para nosotros. Porque el Ejército será limpiado", afirmó.
La cúpula del poder ha insistido en que tras la asonada está Fetullah Gülen, un predicador islamista exiliado desde años en Estados Unidos, y que cuenta con muchos seguidores en la policía y la judicatura turca.
En su día aliado de Erdogan y de su partido, el islamista AKP, desde hace varios años es uno de los mayores enemigos del Gobierno, que lo acusa de terrorismo y de querer desestabilizar al país. El intento del golpe fue especialmente duro en Ankara y en Estambul.
En la capital, donde helicóptero militares atacaron la sede de la Dirección de Seguridad, al menos 42 personas murieron en los enfrentamientos. Al parecer, el número de fallecidos en todo el país asciende a sesenta personas, según la Fiscalía. Explosiones, tiroteos y el vuelo rasante de aviones de combate han sido una constante en la capital del país y en Estambul.
El propio Parlamento, en Ankara, fue objetivo de un bombardeo aéreo, que dejó unos cuarenta heridos, entre ellos dos de gravedad. En Estambul se han contabilizado al menos seis civiles muertos y unos cien heridos. En la ciudad eurasiática, los militares abrieron fuego contra grupos de personas que salieron a manifestarse contra los golpistas.
Desde el primer momento, el Gobierno pidió a la población que se echara a la calle contra los militares rebeldes. El ministro de Justicia, Bekir Bozdag, llegó a pedir a los turcos que "saltaran sobre los tanques". Poco después de confirmarse el levantamiento, los militares hicieron leer un comunicado en la emisora pública TRT en que acusaron a Erdogan de "traidor" y de haber establecido un "régimen autoritario del miedo".
La toma, o su intento, de emisoras ha sido una constante desde los primeros momentos del golpe. En el caso del canal privado CNNTürk, los militares que asaltaron la sede en Estambul fueron luego neutralizados por los cuerpos especiales de Policía. El Ejecutivo insiste en que la intentona ha fallado y que se está retomando el control de la cadena de mando.
Así, se informó de la liberación de Hulusi Akar, el jefe del Estado Mayor que había sido capturado por los rebeldes. Con todo, las autoridades han reconocido que sigue habiendo bolsas de resistencia, aunque las emisoras de televisión muestran imágenes de soldados y tanques rebeldes rindiéndose a la policía en un puente de Estambul.
Además, sobre las 03.25 GMT, un avión supuestamente en manos de los golpistas lanzó dos bombas cerca del palacio presidencial en Ankara, causando varios heridos y una columna de humo visible desde lejos, aunque el presidente no está en Ankara sino en estambul.
Yildirim explicó que tanto en Ankara como en la base aérea de Balikesir hay fuerzas rebeldes y que ha ordenado a los aviones estacionados en otros emplazamientos que los ataquen. Los medios turcos informan de que al menos uno de los helicópteros usados por los rebeldes fue abatido por cazas de la Fuerza Aérea. Tanto la Armada como la Gendarmería, una fuerza policial militarizada, se han mantenido fieles al Ejecutivo.
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