Escenario de interminables discursos de Fidel, una desbordada Plaza de la Revolución acogió hoy el acto de despedida al comandante. El eco de su voz, su verbo torrencial y su arenga revolucionaria resonaron en las emotivas palabras que le dedicaron los dignatarios invitados de países de todo el mundo. Miles de personas abarrotaron la plaza y las calles de alrededor: rostros contenidos, algunas lágrimas, banderas y carteles para el último adiós a Fidel Castro en la que fue su plaza, testigo de las celebraciones más importantes de la Cuba castrista.
El suave murmullo que se sentía antes de que comenzara el acto se transformó en un sepulcral silencio en el instante en que entró a la tribuna de invitados el presidente Raúl Castro, con la expresión seria pero serena y de uniforme militar, y al que pronto recibieron con un fuerte aplauso.
Ese aplauso se repitió casi cuatro horas después, cuando Raúl se subió al estrado para pronunciar las palabras de despedida a Fidel con las que se cerró el acto: "Para tranquilidad de todos, soy el último orador", espetó a la multitud, que soportó estoicamente los dieciocho discursos previos.
INVITADOS INTERNACIONALES
El líder cubano "se queda invicto entre nosotros, absolutamente absuelto por la historia grande de la patria", expresó a su turno el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, al revelar que Fidel les pasó el testigo revolucionario a él mismo y a Morales durante una reunión en 2015.
Otro de los líderes bolivarianos, el nicaragüense Daniel Ortega, apeló a la "sabiduría y firmeza" de Fidel Castro para lograr que los pueblos de América Latina y el Caribe se mantengan unidos.
Y los mandatarios de México, Enrique Peña Nieto, y El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, barrieron para casa, con el primero recordando que su país fue el "punto de partida de la lucha revolucionaria" de Fidel y el segundo agradeciendo al líder cubano por su apoyo a la guerrilla salvadoreña.
Estuvo presente asimismo el expresidente uruguayo José Mujica, pero no intervino.
El rey emérito de España, Juan Carlos I, tampoco habló en el homenaje, en el que destacó, por la parte africana, la presencia entre otros de los mandatarios de Zimbabue, Robert Mugabe; Sudáfrica, Jacob Zuma; y Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang; así como del histórico líder namibio Sam Nujoma.
Por parte rusa, el presidente de la Duma del Estado o Cámara de Diputados, Viacheslav Volodin, recordó en su discurso que su país concede un "inmenso valor" a los lazos con la isla.
Mientras, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, reflexionó acerca de que la Cuba revolucionaria de Fidel mostró al mundo "que el camino al socialismo no está cubierto de rosas" y permitió a otros países aprender "de sus logros y de sus reveses".
EE.UU, en línea con el bajo perfil que ha mantenido el Gobierno del presidente Barack Obama desde la muerte de Castro, no envió una "delegación oficial" al homenaje, donde el país estuvo representado por el asesor adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, y su embajador en La Habana, Jeffrey DeLaurentis.
Los asistentes, muchos de ellos ya cansados y tumbados en el suelo, se pusieron de nuevo en pie para escuchar a su presidente: "Sus importantes palabras resuenan hoy en esta plaza", aseveró Raúl Castro sobre el legado de su hermano, el Comandante en Jefe de la Revolución. "Fidel consagró su vida a la solidaridad y encabezó una Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes", frase del líder cubano que rememoró Raúl y que la multitud coreó al unísono, otro eco del comandante.
Rufino, de 80 años, soportó como pudo las cuatro horas de acto, reposando alternativamente sobre su muleta y una silla plegable para vivir el último adiós en la misma plaza a la que ha acudido fiel a todas las celebraciones del Primero de Mayo y otros actos como el homenaje al "Che" Guevara, tras su muerte en Bolivia en 1966. "No me lo podía perder. Yo le debo mucho a Fidel y a la Revolución. Empecé trabajando de vendedor de periódicos y con 41 años me gradué en contabilidad", contaba este revolucionario convencido mientras esperaba la intervención de Raúl.
Varias generaciones más joven, Amanda de 16 años, tumbada en el suelo cuando el acto ya había pasado su ecuador, relataba cómo estalló en llanto cuando su madre la llamó el pasado viernes, 25 de noviembre, para comunicarle la muerte de Fidel. "Es un orgullo estar aquí para despedirnos del comandante, que es como un padre para todos los cubanos", explicó esta estudiante de secundaria, que va a pasar toda la noche en la plaza a la espera de que este miércoles, a las 7.00 hora local (12.00 GMT), las cenizas de Fidel partan desde ahí para Santiago de Cuba.
LAS CENIZAS EMPRENDEN SU ULTIMO VIAJE HACIA SANTIAGO DE CUBA
El acto multitudinario puso fin a dos días de tributos a Fidel Castro en el memorial José Martí de la Plaza de la Revolución, por donde cientos de miles de cubanos desfilaron entre lunes y martes para dar su último adiós al exmandatario.
Las cenizas de Castro partirán este miércoles temprano por carretera desde La Habana hasta Santiago de Cuba, siguiendo el recorrido inverso que el líder cubano realizó en 1959 para llegar al poder.
Será el cementerio de Santa Ifigenia, donde también se encuentra la tumba del héroe nacional cubano y prócer independentista José Martí, el lugar en el que las cenizas de Fidel Castro descansarán para siempre a partir del domingo.
Antes de iniciar su último viaje, los cubanos en La Habana han velado durante dos días al líder cubano en el memorial José Martí de la Plaza de la Revolución, ante una especie de altar con una imagen suya de los tiempos de la insurrección en la Sierra Maestra, coronas de flores blancas y réplicas de sus condecoraciones militares.