Indignación contra el Gobierno argentino por revelar datos del periodista que informó de la muerte de Nisman
La decisión de la Presidencia argentina de publicar datos del viaje del periodista que adelantó la muerte del fiscal Alberto Nisman, tras denunciar que dejaba el país por sentirse presuntamente amenazado, elevó la tensión política en el país y las críticas contra el Gobierno de Cristina Fernández.
En un nuevo capítulo del terremoto institucional provocado por la muerte del fiscal que investigaba el atentado contra la mutual judía AMIA en 1994, la cuenta de Twitter de la Casa Rosada difundió anoche una noticia de la agencia oficial Télam en la que se informaba sobre el vuelo tomado por el periodista Damián Pachter, con datos facilitados por la estatal Aerolíneas Argentinas.
Pachter, trabajador del diario argentino en lengua inglesa Buenos Aires Herald, hizo saltar todas las alarmas el pasado domingo al anunciar que Nisman había sido hallado muerto en su domicilio, tres horas antes de que se confirmara el deceso por canales oficiales.
El periodista había abandonado Argentina en la mañana del sábado tras denunciar que se iba porque temía por su vida. El estupor por la estrategia de comunicación del Gobierno se repitió hoy cuando, por la misma vía, Casa Rosada reprodujo información de medios y periodistas argentinos según la cual Pachter iba camino a Israel, donde pensaba refugiarse.
"El periodista que dejó el país por 'miedo' se refugia en Israel #AMIA #Nisman #Pachter", expresaron desde la cuenta oficial de Twitter de Casa Rosada, junto a un tuit enviado por el periodista Gaby Levinas en el que explicaba que Pachter le había llamado durante una escala.
A SALVO EN ISRAEL
El propio Pachter (que tiene doble nacionalidad argentina e israelí) confirmó pocos minutos después, en la misma red social, que había llegado a Tel Aviv y que se encontraba "a salvo". Además, publicó una columna en el digital del diario israelí Haaretz, del que es colaborador, en la que explicó los motivos de su huida del país.
Según Pachter, tras la primicia de la muerte de Nisman varios amigos y fuentes se pusieron en contacto con él para advertirle de que corría peligro, aunque no fue hasta días después cuando notó que estaba siendo vigilado. El periodista, que afirma tener una foto de un supuesto agente de Inteligencia que le seguía, tomó entonces la decisión de abandonar el país y dirigirse a Tel Aviv.
"No tengo ni idea de cuándo regresaré a Argentina: Ni siquiera sé si quiero", reza el artículo. "Argentina se ha convertido en un lugar oscuro liderado por un sistema político corrupto. Aún no he digerido todo lo que me ha pasado en las últimas 48 horas", añade.
La actitud de la Presidencia frente al suceso fue duramente criticada por la oposición, que calificó de "siniestro" e "inaudito" que una cuenta oficial del Gobierno difunda información sobre un periodista que afirma sentirse amenazado.
Mientras, prosigue lentamente la investigación sobre la muerte de Nisman y, aunque aún no ha descartado ninguna hipótesis, ayer se desveló que el disparo que le mató se hizo a menos de un centímetro de su cabeza, desde la pistola hallada junto a su cadáver.
El arma le había sido facilitada un día antes por un colaborador, Diego Lagomarsino, contratado como informático de la fiscalía, que hoy centra todas las miradas por las especulaciones sobre sus supuestos vínculos con los Servicios de Inteligencia.
El secretario de Seguridad, Sergio Berni, apuntó hoy contra Lagomarsino (que aún no ha declarado pero tiene prohibido salir del país) al afirmar que "tendría que dar muchas explicaciones", en declaraciones a la televisión local. Según fuentes judiciales consultadas por el diario La Nación, Nisman también había pedido un arma a uno de los policías encargados de su custodia, un día antes de morir.
El fiscal murió cinco días después de denunciar a la presidenta argentina y a varios dirigentes oficialistas por presuntamente haber orquestado un plan para encubrir a los supuestos responsables iraníes del atentado contra la mutual judía AMIA en 1994, a cambio de intensificar las relaciones comerciales con Irán.
El escándalo político desatado tras la muerte del fiscal ha golpeado la imagen de la presidenta, según las últimas encuestas, que tampoco arrojan datos optimistas para la oposición. La imagen positiva de Fernández cayó cuatro puntos entre diciembre y enero, cuando se conoció la muerte de Nisman y se situó en el 29,1%, mientras que la negativa superó los cincuenta puntos, con un aumento de once puntos, de acuerdo con una encuesta publicada hoy por el diario Perfil.
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