Israel amplió su ofensiva militar en la zona oeste de Jan Yunis, urbe al sur de Gaza que estuvo bajo los ataques más duros de los últimos meses, mientras aumenta la presión a Benjamín Netanyahu por parte de familias y oposición para liberar a los rehenes en Gaza pese a que esto implique un acuerdo con Hamás.
Tras 108 días de guerra, el Ejército profundiza operaciones en el área occidental de Jan Yunis, una zona donde están actuando desde el 1 de diciembre por tierra, y donde aún intenta desmantelar la infraestructura militar de Hamás entre combates y duros ataques por tierra, mar y aire que dejaron decenas de muertos en pocas horas.
Según la agencia de noticias palestina Wafa, dos hospitales de Jan Yunis, Al Amal y Nasser, se vieron afectados por asedios y ataques de las tropas. Sus bombardeos también causaron al menos 40 muertos en cinco centros de refugio, incluido dos colegios, donde hay casi 30.000 desplazados internos evacuados en Jan Yunis, segunda ciudad más grande de Gaza y considerada un bastión de Hamás por Israel.
Este nuevo embate militar se producía mientras la Media Luna Roja palestina denunciaba que las tropas obstruyeron el paso y la llegada rápida de sus ambulancias a los lugares con heridos, mientras que el servicio de urgencias también fue perdiendo contacto con sus propios equipos médicos en un contexto en que el Ejército disparaba "todo aquello que se moviera", aseguró una portavoz en un comunicado.
La llegada de gran número de heridos y muertos en hospitales como Nasser hizo que se tuvieran que cavar fosas en el mismo recinto médico para enterrar a los fallecidos, mientras el centro sanitario está al límite de sus capacidades y del colapso, sin casi recursos para atender de forma apropiada a pacientes y heridos graves, dijo el Ministerio de Sanidad de la Franja, bajo control de Hamás.
Después de tres meses y medio de guerra en Gaza desde que estalló el 7 de octubre, los palestinos confirmados muertos en la Franja son unos 23.000, y los heridos superan los 63.000, entre un paisaje de destrucción generalizada por los ataques y dura crisis humanitaria.
Todo ello se produce mientras las familias de los en torno a 136 rehenes aún cautivos por Hamás en Gaza aumentan presión y protestas en Israel para exigir a Netanyahu que logre liberar a los rehenes a cualquier precio, incluso si supone un pacto con el grupo islamista.
"La sangre de los rehenes está en vuestras manos", dijeron los manifestantes en una movilización ante la residencia del primer ministro en Jerusalén, donde ayer el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos instaló un campamento en una campaña de presión creciente estos días le llevó a hacer acciones más contundentes.
Familiares de los rehenes también irrumpieron este lunes una reunión en la Knéset, Parlamento israelí, a modo de protesta, demandando un acuerdo inmediato.
Netanyahu se reunió con algunos parientes de los cautivos, a los que aseguró tener una propuesta para su liberación de la que no pudo dar más detalles, y les comunicó que Hamás no tenía ninguna proposición real, después de que ayer saliera a la luz que Catar y Egipto tratan de impulsar nuevas negociaciones que contemplarían un alto el fuego y la retirada de tropas israelíes de Gaza.
El primer ministro abogó por la vía de presión militar para lograr la liberación de rehenes, aunque esto genera cada vez más críticas ante la falta de logros reales desde noviembre, cuando se soltaron a 105 cautivos en un pacto de intercambio de presos y alto el fuego entre Israel y Hamás que duró una semana.
Todo ello se produce mientras la oposición israelí aumenta presión y críticas por la cuestión de los cautivos. El partido laborista presentó una moción de censura contra el Gobierno, acusándole de "fracaso" en liberar a los rehenes, aunque esta medida solo tuvo 18 votos a favor en un Parlamento de 120 escaños y no prosperó.
El líder opositor, el centrista Yair Lapid, pidió a Netanyahu que se siente a negociar para la convocatoria de nuevos comicios.
"Después del mayor desastre de la historia del país, necesitamos un gobierno que recupere la confianza de la población, la confianza en el aparato de Seguridad, que tenga un plan para el día después", dijo Lapid, mientras crecen las voces que piden la vuelta a las urnas en Israel a medida que se critica la gestión de Netanyahu.
El también opositor Avigdor Lieberman, del partido ultraderechista Israel Beitenu, aseguró que ante la guerra actual aún no es momento de comicios, pero consideró que Netanyahu debería dimitir.
Desde el ataque sorpresa de los terroristas de Hamás del 7 de octubre que inició la guerra y que el Gobierno y aparatos de Defensa israelíes no supieron anticipar, la popularidad de Netanyahu está en caída libre.
Según una encuesta de opinión publicada por el Canal 13, perdería en unas eventuales elecciones, y su partido, el Likud, rebajaría a la mitad sus escaños en el Parlamento israelí.