La última vez que Émile fue visto se encontraba en el jardín de sus abuelos situado en Haut-Vernet, Francia, una comunidad donde apenas conviven 25 personas, situada a 1.200 metros de altura rodeada de bosques y campo.
A pesar de que la investigación judicial prosigue y aún hará más búsquedas en zonas concretas, las autoridades francesas han anunciado que no hay pistas de su desaparición.
La única pista con la que cuentan es el testimonio de dos vecinos de la localidad. Estos han declarado haber visto de lejos al niño saliendo de la casa familiar y caminando sólo por una pequeña calle descendente.
Hipótesis
Los responsables de la búsqueda no descartan ninguna hipótesis. El niño podría haberse marchado por su cuenta y haberse perdido, o un posible secuestro.
Sin embargo, hasta ahora, no tienen indicio para pensar en un hecho delictivo.
La fiscalía francesa informa que se emplearán en el “análisis de la considerable cantidad de información y datos recopilados durante los últimos cuatro días”.
Hasta ahora las pesquisas realizadas incluyen el rastreo de la treintena de edificios que conforman la población ubicada en la región de Alpes-de-Haute-Provence, y el rastreo a fondo de una docena de vehículos y de una docena de hectáreas alrededor.