La plaza de San Pedro acoge el funeral por Benedicto XVI presidido por Francisco
Ha asistido la reina Sofía y el ministro de Presidencia, Félix Bolaños
Los restos mortales del papa emérito, Benedicto XVI, descansan ya en la cripta situada bajo la basílica de San Pedro en la que fue la tumba de su antecesor, Juan Pablo II.
De forma previa el Papa Francisco ha presidido el funeral celebrado en la plaza de San Pedro y al que han asistido cerca de 50.000 fieles.
En la homilía Francisco ha reivindicado la "búsqueda apasionada" de Benedicto XVI por comunicar el Evangelio y ha instado a la Iglesia a "seguir sus huellas".
"También nosotros, aferrados a las últimas palabras del Señor y al testimonio que marcó su vida, queremos, como comunidad eclesial, seguir sus huellas y confiar a nuestro hermano en las manos del Padre: que estas manos de misericordia encuentren su lámpara encendida con el aceite del Evangelio, que él esparció y testimonió durante su vida", ha señalado el Pontífice en la homilía de la misa que ha concelebrado junto a 120 cardenales, cerca de 400 obispos y casi 4.000 sacerdotes.
Ante el altar, estaba situado el féretro de ciprés que contiene los restos mortales del Papa alemán, con algunos objetos personales de su pontificado, y las primeras filas estaban ocupadas la que fue su familia durante los últimos años- su secretario, Georg Gõnswein y las consagradas de la Memores Domini que se han dedicado a su servicio.
Francisco ha citado al propio Benedicto XVI con sus palabras en la misa de acceso al Pontificado en 2005: "Apacentar quiere decir amar, y amar quiere decir también estar dispuestos a sufrir. Amar significa dar el verdadero bien a las ovejas, el alimento de la verdad de Dios, de la palabra de Dios; el alimento de su presencia".
CON LA PRESENCIA DE LA REINA SOFIA
En la ceremonia, en la que las lecturas del Evangelio han sido en inglés, español e italiano, ha participado la Reina Sofía en representación de España, acompañada por el ministro de la presidencia, Félix Bolaños y la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá.
Al no tratarse de un funeral de Estado, solo son dos delegaciones oficiales; las de Italia y Alemania, país natal del difunto, si bien también han acudido autoridades de otros países, pero a título personal como el rey Felipe de Bélgica y su esposa Matilde, o el presidente de Polonia, Andrzej Duda, entre otros.
Al menos media docena de obispos españoles han asistido además al funeral entre ellos, el presidente, vicepresidente y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y el obispo auxiliar de Toledo, César García Magán, respectivamente, en representación de la Conferencia Episcopal Española.
No es la primera vez que un Papa participa en el funeral de otro; en 1802, Pío VII recibió los restos mortales de Pío VI, fallecido en el exilio en Francia en 1799 y asistió a la solemne misa funeral en San Pedro.
Desde este sábado ya no hay dos Papas conviviendo en la Iglesia, aunque uno de ellos fuera sólo emérito y el otro reinante. Benedicto XVI vivió los últimos diez años retirado del mundo, dedicado al estudio y a la oración, pero su figura ha sido instrumentalizada por una parte de la Curia Romana contra Francisco, por lo que su funeral e inhumación en las grutas vaticanas marcan un nuevo inicio para el Papa argentino que en marzo cumplirá diez años de pontificado.
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