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El Gobierno de Londres quiere evitar reintroducir controles fronterizos entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte tras el "brexit", según un documento divulgado hoy para abordar las "circunstancias únicas" de esa región británica. De cara a la tercera ronda de negociaciones con la Unión Europea (UE), que comenzará el próximo día 28, el Ejecutivo de Theresa May está desgranando su postura ante temas clave en el proceso de diálogo con los Veintisiete.

Entre ellos, difundió ayer un primer texto para aclarar su intención de negociar un pacto con Bruselas para ampliar temporalmente las ventajas comerciales de la unión aduanera tras la salida del bloque, prevista para marzo de 2019. Al encarar hoy la espinosa cuestión de la frontera norirlandesa, el Ejecutivo plantea ideas "prácticas y flexibles" con las que quiere asegurar que tanto las personas como los bienes comerciales sigan viajando libremente entre ambas "Irlandas" tras el "divorcio".

La Comisión Europea ha insistido en que ese asunto ha de resolverse en las primeras fases de las negociaciones, antes de abordar la futura relación comercial entre ambas partes. "El Reino Unido e Irlanda siempre han sido claros en que es necesario dar prioridad a proteger el Acuerdo de Belfast en estas negociaciones, y asegurar que la frontera terrestre sea lo más sencilla posible para las personas y los negocios", señaló hoy el ministro para el "brexit", David Davis, en un comunicado.

Sobre ese punto, Londres propondrá a los 27 que en el acuerdo de salida se refleje "el compromiso absoluto del Gobierno británico, irlandés y de la UE al proceso de paz" y que continúen los fondos destinados a proyectos de reconciliación en áreas fronterizas. El Ejecutivo británico buscará, además, que los norirlandeses sigan conservando -como recoge el citado Acuerdo- el derecho de nacimiento a la doble nacionalidad británica e irlandesa.

También se expresa el deseo de alcanzar un pacto con Bruselas que evite la reinstalación de "infraestructuras físicas", como puestos fronterizos, entre las dos Irlandas. Una fuente del Gobierno de May señaló a The Guardian que parten de "principios muy claros" como "acordar que no haya fronteras físicas, que implicarían regresar a los puestos fronterizos del pasado, algo completamente inaceptable para el Reino Unido".

En este sentido, los futuros arreglos arancelarios que se fraguen entre ambos definirán la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, el único límite terrestre entre el Reino Unido y Europa, además del existente entre la colonia británica de Gibraltar y España. El escenario favorito de Londres sería llegar a un pacto que permitiera el libre comercio entre el Reino Unido y la UE -que ahora garantiza la unión aduanera-, y que evitaría la necesidad de establecer controles fronterizos en el límite con Irlanda. De no ser así, abogaría por un acuerdo comercial "altamente simplificado" entre ambas partes.

En el texto publicado hoy, el Reino Unido reafirma también su determinación a mantener la llamada Área de Circulación Común (CTA), que posibilita la libre circulación de ciudadanos británicos e irlandeses hacia ambos lados de la frontera. El documento rechaza la idea de una "frontera marítima", que derivaría en el establecimiento de controles de pasaporte a los pasajeros que lleguen a puertos y aeropuertos de Irlanda por considerarlo "inconstitucional o económicamente inviable".

También adelanta que planteará opciones para preservar los actuales mecanismos de cooperación institucional entre Irlanda del Norte, Irlanda y el Reino Unido, entre ellos, los que regulan el mercado energético. El titular británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire, opinó hoy que con estas propuestas se "muestra el compromiso del Gobierno para proteger y avanzar en los intereses únicos de Irlanda del Norte".

Al mismo tiempo, dijo, el texto proporciona "ideas flexibles e innovadoras" para "hallar una solución práctica que reconozca el contexto económico, social y cultural único de la frontera terrestre con Irlanda, sin crear obstáculos al comercio dentro del Reino Unido".

Por su parte, el Gobierno irlandés ha dado la "bienvenida" a la divulgación del documento tras haber reclamado al Ejecutivo de Londres "mayor claridad" sobre ese asunto. "El énfasis en las áreas prioritarias identificadas por el Gobierno, entre ellas el Área de Circulación Común, el Acuerdo de Viernes Santo, la cooperación norte/sur y evitar puestos fronterizos duros es bienvenido", señaló un portavoz. No obstante, advirtió de que "proteger el proceso de paz es crucial y no debe convertirse en moneda de cambio en las negociaciones".