Los hutíes desafían a Estados Unidos y al Reino Unido tras los bombardeos contra el Yemen
EEUU evalúa el resultado del ataque a los hutíes y subraya que no busca la guerra en Yemen
Los rebeldes hutíes del Yemen desafiaron a Estados Unidos y al Reino Unido, países a los que declararon una "guerra abierta" tras los bombardeos contra varias posiciones de los insurgentes que han elevado los temores sobre la apertura de un nuevo frente en el conflicto de la Franja de Gaza.
Sobre las 2.00 horas del Yemen (23.00 GMT del jueves) Estados Unidos y el Reino Unido lanzaron más de setenta ataques contra varias posiciones militares de los hutíes en al menos seis provincias del Yemen, en respuesta a las acciones de los insurgentes contra navíos mercantes en el mar Rojo.
Según el portavoz militar de los rebeldes, Yahya Sarea, estos bombardeos dejaron cinco muertos entre las filas de los hutíes, que no tardaron en lanzar una andanada de misiles contra los buques militares de la coalición naval internacional y en declarar una "guerra abierta" a Washington y Londres.
En apoyo a los palestinos de Gaza, los hutíes han lanzado decenas de ataques desde mediados de noviembre contra embarcaciones vinculadas a Israel o que se dirigían hacia puertos israelíes, en un intento de ejercer presión económica contra el Estado judío para que cese sus operaciones en el enclave palestino.Sin embargo, las repercusiones de estas acciones sobre el comercio marítimo internacional han obligado a
varios países occidentales a responder, ya que más de 50 naciones se han visto afectadas directamente por las irrupciones del tráfico en el mar Rojo, por donde transita alrededor del 15% del comercio marítimo mundial.
Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Baréin, Canadá, Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Nueva Zelanda y Corea emitieron un comunicado conjunto en el que justificaron que la acción se produjo en defensa del comercio internacional y de quienes transitan por el mar Rojo.
Sin embargo, los hutíes tacharon estos ataques de "injustificables", incluso de "terroristas", y prometieron que estas acciones no quedarán sin respuesta.
"La respuesta yemení es legítima en el marco de la sagrada defensa de Yemen (...) Los estadounidenses y los británicos no deben creer que escaparán al castigo", afirmó el Consejo Político Supremo de los insurgentes en un comunicado, en el que calificó los ataques occidentales de "una flagrante violación de todas las leyes".
Además de prometer que tanto Washington como Londres "pagarán un precio alto" por estos ataques, amenazaron con demostrar que "el Yemen es un cementerio de invasores", mostrándose impasibles ante una posible intervención militar a gran escala en el país, ya lastrado por una guerra iniciada en 2014.
Los bombardeos tuvieron como objetivo principalmente posiciones de lanzamiento de misiles guiados y de drones que los hutíes utilizan para sus ataques en el mar Rojo, y tenían la finalidad de destruir las capacidades militares de los insurgentes, según Washington.
Sin embargo, los insurgentes aseguraron que continuarán impidiendo la navegación de navíos hacia Israel. "El Yemen continúa con su postura religiosa y humana, y permanecerá al lado de Gaza con todo lo que pueda. Esta agresión le da más resiliencia y fuerza", dijo en la red X Mohamed Abdelsalam, uno de los portavoces de los hutíes, movimiento respaldado por Irán.
De hecho, la Marina británica informó este mismo viernes de que un misil disparado contra un barco frente a las costas del Yemen impactó en el agua sin producir víctimas ni daños, mientras que también ha registrado otro incidente frente a las costas de Adén.
La operación contra los hutíes se produjo apenas unas horas después de que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, finalizara una gira por Oriente Medio con el objetivo de crear consenso para intentar que la guerra en Gaza no se extienda.
No obstante, los temores de una ampliación del conflicto en otros frentes tras los bombardeos han hecho saltar todas las alarmas en la región, donde Arabia Saudí fue el primer país en pedir "moderación" y en condenar los ataques estadounidenses y británicos dirigidos contra los insurgentes.
Le siguieron el resto de los países árabes, que recordaron que para evitar un nuevo conflicto es necesario primero poner fin a la guerra en Gaza, que está provocando una airada reacción de grupos afines a Irán como los hutíes, el grupo chií libanés Hizbulá o las milicias proiraníes de Irak.
Los insurgentes también han recordado que cesarán sus ataques contra navíos en el mar Rojo si primero se detiene la guerra en Gaza, una promesa que varios países occidentales están poniendo en duda debido a influencia que están ganando los hutíes con estas acciones en apoyo a Gaza.
Mientras tanto, decenas de miles de simpatizantes de los insurgentes hicieron sonar los tambores de guerra en una manifestación masiva en Saná en la que portaron pancartas que rezaban: "Esto es lo que deseábamos, un enfrentamiento con Estados Unidos".
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