Martin Luther King fue uno de los grandes protagonistas del siglo XX. Su sueño por los derechos civiles le costó la vida un día como hoy de hace 50 años. Pero su asesinato no terminó con su mensaje, sino todo lo contrario. Hoy Estados Unidos recuerda al que también fue premioNobel de la Paz
Era el sueño de Martin Luther King: Que todos los hombres fueran tratados igual cualquiera que fuera el color de su piel. Una lucha, siempre por medios no violentos, que logró cambiar el rumbo de los Estados Unidos al lograr el fin de la segregación racial
Aunque eso le costó la vida. Mítico líder del movimiento por los derechos civiles, y por eso premio Nobel de la Paz, está considerado hoy como uno de los más grandes oradores y luchadores de la historia estadounidense. Logró movilizar a la comunidad afroamericana como nunca antes.
Dicen que su carisma era arollador. En el verano del 63 protagonizó la histórica marcha sobre Washington que congregó a 250.000 manifestantes. En ese atril pronunció su más famoso discurso.
Luther King fue asesinado hace hoy 50 años por un único disparo a distancia. El autor, un ladrón de poca monta que se autoinculpó. Fue un magnicidio que no hizo más que agrandar un legado que hoy sigue más vivo que nunca.
A las seis y un minuto de la tarde del 4 de abril de 1968 una bala le atravesó la garganta. La voz de Martin Luther King, el mayor defensor de los derechos civiles de EEUU, se apagó en el balcón del hotel Lorraine de Memphis, donde se conmemora el 50 aniversario de su asesinato y también de su legado.
De pie en el balcón del hotel, frente a la habitación 306, King discutía con otros activistas sobre la huelga de basureros negros que había sido convocada en la ciudad, cuando recibió un único disparo de un francotirador segregacionista, desplomándose a los pies de sus colegas.
Pese a haber dado ya grandes pasos en la lucha por los derechos de los afroamericanos, haber impulsado la Ley de Derechos Civiles (1964) o la Ley de Derecho al Voto (1965), King continuó su cruzada para acabar con la segregación racial, especialmente violenta en el sur, y a finales de los años 60 se centró en pelear contra la pobreza de la comunidad negra.
El FBI llevaba años pinchando sus comunicaciones por temor a que los comunistas se infiltraran en sus filas y las continuas amenazas de muerte le hicieron tener la certeza de que no podría ver con sus propios ojos "el sueño" de la igualdad por el que sería recordado.
Las imágenes que hoy se pueden ver en el hotel Lorraine, reconvertido en el Museo Nacional de Derechos Civiles (NCRM, en sus siglas en inglés), hacen un recorrido por los últimos días de vida del líder afroamericano en Memphis, visiblemente atemorizado en las marchas que lideró para lograr un salario digno para los basureros.