Con el final de las vacaciones, Francia continúa en la incertidumbre sobre su futuro político, a pesar de que la opción de Bernard Cazeneuve suena cada vez más probable para primer ministro.
Se había especulado mucho con la posibilidad de que Emmanuel Macron hiciera un anuncio este fin de semana -para evitar que el curso comience el lunes todavía sin Gobierno-, pero este sábado, finalizado ya el viaje de dos días que llevó al jefe de Estado a Serbia, el Elíseo mantiene el hermetismo sobre la posible designación.
"Esto toma tiempo", señalaba desde el campo presidencial la diputada Éléonore Caroit, que ocupa el escaño elegido por los votantes franceses en América Latina, en declaraciones este sábado a la cadena BFMTV.
La principal línea roja es que el actual Gobierno liderado por Gabriel Attal, que se mantiene en funciones tras haber dimitido hace 47 días, solo puede gestionar asuntos corrientes y el próximo presupuesto para el país debería ser debatido a primeros de octubre.
El único sin una mayoría en contra
En paralelo, también mantiene un silencio total el propio Cazeneuve, político y abogado de 61 años, desde que su nombre comenzó a aparecer en las quinielas a ocupar el palacio de Matignon hace ya unas semanas.
Su candidatura emergió aún con más fuerza aún a partir del lunes, cuando Macron descartó nombrar a la candidata propuesta por la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), Lucie Castets, tras haber consultado a todos los partidos.
El que fuera primer ministro de François Hollande es, según filtraciones del Elíseo a la prensa, la única personalidad capaz de evitar "una mayoría en contra". Pero un nombramiento de Cazeneuve amenaza con generar un auténtico temblor en la izquierda.
En esa coalición, que está integrada por los socialistas, los comunistas, los insumisos y los ecologistas, la postura oficial sigue siendo la de defender a Castets como única opción, ya que como el NFP es la primera fuerza en la Asamblea (193 escaños, muy lejos de la mayoría absoluta de 289) reclaman a Macron el derecho a gobernar.
Más allá de eso, las diferencias estratégicas entre los diferentes partidos son evidentes -como con la moción de destitución contra Macron que planea presentar LFI aunque no tenga opciones de triunfar- y mantienen al Partido Socialista en el foco de todas las miradas.
El socialismo en el ojo del huracán
"Nuestra unidad es indispensable", recalcó este sábado el primer secretario socialista, Olivier Faure, partidario de la estrategia de la unidad de la izquierda, al clausurar las jornadas de universidad de verano de su partido.
Faure se esforzó por alejar los fantasmas, azuzados por no pocos dentro de su propia familia política, de la fagocitación del PS a manos de los insumisos si la formación continúa por la vía de las alianzas.
Pese la postura de Faure, la prensa aventura que, si Macron nombrara primer ministro a Cazeneuve, suficientes diputados socialistas y comunistas le respaldarían (con voto o abstención) para salvar hipotéticas mociones de censura presentadas por la izquierda.
Incluso la ultraderecha de Marine Le Pen, tercera fuerza en la Asamblea con 142 diputados, ha evitado amenazar con censurar a Cazeneuve, algo que sí hizo de inicio ante la posibilidad de un gobierno salido del NFP.
Así, Cazeneuve podría virtualmente mantenerse gracias a los macronistas (166 diputados), grupos minoritarios y la derecha tradicional de Los Republicanos (47), que aunque no quiere entrar en el gobierno sí planea colaborar con el macronismo en pactos legislativos.