Esta es la cara auténtica de la inmensa tragedia del Mediterráneo. Los cadáveres de tres bebés, los primeros rescatados después de otro naufragio. A 25 millas de la costa libia una embarcación en la que unos 120 subsaharianos, marroquíes y yemeníes intentan llegar a la costa, se incendia y se hunde.
La mayoría han desaparecido, solo 16 han sido rescatados vivos. Otros 345 han sido rescatados en tres pateras por patrulleras libias cuando intentaban llegar a la costa europea, procedentes también de la costa libia.
Por si no fuera suficiente, Matteo Salvini, ministro del Interior italiano acusa a la ONG española Proactiva de rescatar a 50 inmigrantes antes de la intervención de los guardacostas libios. En consecuencia, prohíbe el acceso del barco de la ONG "Astral" al país, por motivos de "orden público"
Mientras, en las moquetas de Bruselas marean la perdiz durante días para, al final, alcanzar un acuerdo de mínimos, vacío de contenido según la mayoría, y donde la insolidaridad con los inmigrantes se retrata con toda crudeza.
El acuerdo alcanzado por la UE pone fin al reparto de cuotas de inmigrantes y refugiados pero deja en el aire la cuestión del desembarco. Los países del norte de África no quieren centros de inmigrantes en sus territorios, como propone la UE, y menos los quiere Europa Central. Se abre por tanto un periodo de negociaciones bilaterales mientras el Mediterráneo se convierte en una inmensa tumba.