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El presidente ruso, Dmitri Medvédev, exigió este martes dimisiones en el Ministerio del Interior por las insuficientes medidas de seguridad en el aeropuerto de Domodédovo, donde un atentado terrorista dejó la víspera 35 muertos y 180 heridos. "Ordeno al ministro del Interior que proponga dimisiones u otra clase de medidas para los responsables de la seguridad en el transporte", declaró el jefe del Kremlin al reunirse con la plana mayor del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).

Además, exigió al FSB, principal órgano en la lucha contra el terrorismo, que "dirima responsabilidades en relación con altos cargos del mismo cuerpo", y al Gobierno de Vladímir Putin que tome medidas en relación a los funcionarios del Ejecutivo encargados de garantizar el orden en el transporte.

Al mismo tiempo, Medvédev no aludió a la posible autoría del atentado, que algunos medios digitales atribuyeron a islamistas radicales del Cáucaso Norte de Rusia.

El portal "Life News" publicó hoy una fotografía de la cabeza del presunto suicida hallada en el lugar del atentado, de "apariencia árabe", e informó de que la imagen fue enviada a los servicios espaciales del Cáucaso Norte a fin de identificar al terrorista.

En cambio, el presidente declaró que la gerencia del aeropuerto moscovita, gestionado por la compañía privada East Line, debe asumir su parte de responsabilidad por las infracciones en materia de seguridad. "Los datos de los que disponemos reflejan que en el lugar del atentado sencillamente reinaba la anarquía. Entraban desde cualquier lugar, el control de acceso era, en el mejor de los casos, parcial y no afectaba a aquellos que recibían a los pasajeros", denunció.

En tanto, el director adjunto del Servicio Federal de Inspección de Transporte, Vladímir Chertok, indicó que la responsabilidad de los controles previos y posteriores a un vuelo recae en el ministerio del Interior y que "el personal de seguridad aeroportuaria no tiene derecho a controlar a los pasajeros".

Agregó que la correspondiente disposición fue aprobada por los ministerios de Transporte y del Interior en agosto de 2004, después del doble atentado suicida contra dos aviones procedentes precisamente de Domodédovo que dejó cerca de un centenar de muertos.

En el mismo sentido, la portavoz de Domodédovo, Yelena Galánova, subrayó que el personal de seguridad aeroportuaria controla las zonas donde se encuentran los pasajeros que ya han pasado el control policial. "Esperamos que los nuestros no carguen con las culpas, ya que el trabajo de los servicios de seguridad aérea estaba bien organizado", aseguró.

Mientras, el portavoz oficial del Comité Nacional Antiterrorista, Nikolái Sintsov, declaró que "las medidas de seguridad en Domodédovo eran insuficientes, de lo contrario no habría ocurrido nada", y agregó que "faltaban detectores de metales y allí donde los había, algunos no funcionaban".

LOS TERRORISTAS DEBEN SER ELIMINADOS

Por otra parte, el jefe del Kremlin afirmó que el terrorismo continúa siendo "la principal amenaza" para el Estado y los ciudadanos de Rusia y subrayó que hay que "desenmascarar y llevar ante la Justicia" a los culpables del atentado y "destruir el semillero de estos criminales, o como se les quiera llamar". "Con aquellos que se resistan, como acostumbra a pasar en estas situaciones, no se puede andar con miramientos. Deben ser eliminados in situ", agregó.

En tanto, el primer ministro ruso, que al igual que el jefe del Kremlin visitó uno de los hospitales de la capital en el que fueron ingresados varios de los heridos, afirmó que no tiene duda alguna de que "el crimen será esclarecido y que el castigo es inevitable".

Mientras, la ministra de Sanidad, Tatiana Gólikova, confirmó que el número de hospitalizados asciende a 110, de los cuales siete se encuentran en estado muy grave, 40 graves, 49 de mediana consideración y 14 evolucionan satisfactoriamente, según la agencia Interfax.

El atentado, ocurrido a las 16.32 hora local (13.32 GMT), fue perpetrado en una zona común de acceso libre en la terminal de llegadas internacionales del aeropuerto.

La explosión tuvo una potencia equivalente a unos 7 kilogramos de trilita y se produjo en medio de una aglomeración de cientos de personas que esperaban la llegada de familiares y amigos a bordo de una treintena de vuelos.

La víspera, el Comité de Instrucción incoó un proceso penal por terrorismo, y su portavoz, Vladímir Markin, aseguró que todo indica que el atentado fue cometido por un terrorista suicida, del que se trata de establecer la identidad.

En tanto, las autoridades de Moscú declararon el día de mañana jornada de duelo oficial.

Este ha sido el acto terrorista más grave cometido en Rusia desde marzo de 2010, cuando un doble atentado suicida cometido por dos jóvenes caucásicas se cobrara la vida de 40 personas y dejara más de un centenar de heridos en dos estaciones del metro moscovita.