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La canciller alemana, Angela Merkel, y el candidato socialdemócrata, Martin Schulz, hicieron sus últimas apariciones públicas, en la víspera de las elecciones para las que las encuestas dan una clara ventaja a la jefa de gobierno.

Sobre las elecciones, además, pesa la sombra del inminente ingreso al Parlamento de la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

Merkel se limitó a conversar y tomar café con militantes de la CDU que han participado en la campaña como forma de darles las gracias. Schulz participó en un acto de su partido en Aquisgran (oeste de Alemania).

La lucha de Schulz en el último día antes de los comicios es desesperada ante los datos de los sondeos que dan a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel cerca de 14 puntos por encima del Partido Socialdemócrata (SPD).

Schulz se ha esforzado en sus últimas apariciones en marcar diferencias frente a Merkel con un discurso que reclama justicia social y que anuncia alivios fiscales a las familias y a las personas con bajos ingresos.

Merkel, por su parte, reclama su legado de doce años de gobierno que, según ella, es ante todo la caída del desempleo de los 5 millones de personas sin trabajo que había en Alemania cuando ella asumió el cargo en 2005 a los 2,5 millones que hay actualmente.

Además, Merkel ha definido como meta el logro del pleno empleo en Alemania a más tardar para 2005.

"El pleno empleo es mejor que la justicia social", dice una pancarta de la CDU que resume un punto clave en los debates que ha habido durante la campaña.

El analista político Michael Spreng, exasesor de Edmund Stoiber cuando este fue candidato a la cancillería, considera que uno de los grandes errores del SPD durante la campaña ha sido justamente centrarla en su discurso sobre la justicia social, en momentos en que la mayoría de los ciudadanos considera que su situación económica es buena.

"En Alemania no se pueden ganar elecciones en 2017 con un discurso sobre justicia social", dijo Spreng en una reunión con la Asociación de la Prensa Extranjera (VAP).

Los logros del SPD durante la gran coalición, en la que ha podido hacer realidad puntos claves de su programa como la introducción de un salario mínimo interprofesional que antes no existía, no parecen haberle ayudado a Schulz en su campaña.

Así como la bajada del desempleo es parte del legado de los doce años de Merkel -aunque ella misma ha reconocido que las bases para ello las sentó su antecesor Gerhard Schroder con las reformas de la llamada Agenda 2010- del lado negativo hay que registrar también como parte de su herencia el ascenso del AfD.

AfD surgió como un agrupación euroescéptica, que se oponía a los programas de rescate y pedía la salida de la eurozona de buena parte del sur de Europa. Luego, con la llegada masiva de refugiados en 2015, el partido optó por un discurso abiertamente xenófobo e incluso revisionista frente a la II Guerra Mundial.

Las encuestas le dan a la AfD el 11 por ciento de los votos, lo que podría representarle el tercer puesto lo que, en caso de una nueva gran coalición, convertiría a los ultraderechistas en el grupo parlamentario de oposición más numeroso.

Los últimos sondeos ven factibles dos posibles constelaciones de gobierno. La primera sería una continuación de la gran coalición y la segunda una alianza tripartita entre la CDU de Merkel, el Partido Liberal (FDP) y Los Verdes.

Esa coalición tripartita sería algo inédito a nivel federal pero a nivel regional existe actualmente en el estado federado de Schleswig-Holstein (norte de Alemania).

Se espera que las negociaciones para formar el próximo gobierno ya que hay obstáculos tanto para una continuación de la gran coalición como para la formación de una alianza tripartita.

Los dos grandes partidos han señalado durante la campaña que su intención no es continuar con la gran coalición, fórmula que suele considerarse como un último recurso si otras alianzas no son viables.

Además, al SPD no le resultaría fácil volver a convencer a sus bases de la conveniencia de continuar como socios minoritarios en un gobierno presidido por Merkel.

De otro lado, ante todo en el FDP hay resistencias a entrar a formar parte de un gobierno en el que también estén Los Verdes.