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El ex canciller de Alemania Helmut Schmidt, que dirigió el país entre 1974 y 1982 e impulsó de forma decisiva la integración europea, murió hoy a los 96 años en Hamburgo, evocado por líderes políticos de distintas orientaciones como un europeísta pragmático y alejado de dogmas ideológicos. Fueron los médicos que le atendían en casa quienes informaron de su muerte, esperada tras conocerse que su delicado estado de salud se había agravado en los últimos días.

En septiembre pasado el histórico líder socialdemócrata alemán fue operado de urgencia por la obstrucción de un vaso sanguíneo en una pierna y después pidió el alta voluntaria.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, definió al fallecido Schmidt como un precursor de la cooperación internacional y destacó su papel en la creación del sistema monetario europeo, que sentó las bases de lo que después sería la unión monetaria.

Merkel recordó que junto con el ex presidente de Francia Valery Giscard D'Estaing fue quien convocó la primera cumbre del G7 (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Canadá y Japón), lo que hace de él uno de los padres de la denominada "diplomacia de las cumbres". "Su impulso a la unión monetaria y a la unión europea todavía nos acompañan", dijo la canciller en un mensaje institucional.

También la Alianza Atlántica fue impulsada por Schmidt que, antes de llegar a la cancillería había ocupado las carteras de Defensa, Economía y Finanzas en los gobiernos de Willy Brandt (1913-1992). Schmidt mantuvo la política de acercamiento a Europa del Este iniciada por Brandt pero, a la vez, promovió la firmeza frente al Pacto de Varsovia, pese a las reticencias de su propio Partido Socialdemócrata (SPD). Así, por ejemplo, Schmidt defendió la llamada doble decisión de la OTAN de 1979, que implicaba instalar 108 misiles nucleares en territorio alemán si no avanzaban las negociaciones de desarme con Moscú.

Su partido no quiso seguirlo en ese punto y se resistió además a parte de su política económica.

Ante los reproches de algunos de sus correligionarios acerca de que no era un político visionario, Schmidt respondió en su momento con una frase que se volvió viral: "Quien tenga visiones debe consultar a un médico".

Su carácter pragmático, reflejado en aquella frase y en su convicción de que tener carisma no es suficiente para ser un buen político, le generó el respeto de parte de sus contrincantes políticos y también de sus interlocutores internacionales, aunque con frecuencia lo alejó de los defensores de la doctrina pura socialdemócrata.

Su paso por la cancillería quedó también marcado por su firmeza en la lucha contra los terroristas de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), que en 1977 pidió la liberación de dos de sus presos históricos encarcelados amenazando con asesinar al jefe de la patronal alemana que tenía en su poder.

Poco después, un comando palestino secuestró un avión de Lufthansa y lo desvió a Mogadiscio exigiendo la libertad de presos de la RAF, pero Schmidt no cedió al doble chantaje y un cuerpo de la policía de elite alemana tomó al asalto el aparato y liberó a los rehenes tras dar muerte a la mayoría de los terroristas.

Horas más tarde, el jefe de la patronal era asesinado y eran hallados muertos en sus celdas los presos de la RAF tras un suicidio concertado, según determinó la investigación.

Después de que Schmidt tuviera dejar la cancillería en 1982, debido a que sus socios liberales abandonaron la coalición para aliarse con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Helmut Kohl, su figura creció dentro del partido, fundamentalmente como promotor de las ideas europeístas.

"Creo que su legado es Europa", manifestó el vicecanciller alemán y jefe del SPD, Sigmar Gabriel.

Gabriel se refirió también al último discurso de Schmidt ante un congreso del SPD, en 2011, cuando el ex canciller recordó a sus camaradas que "no había nada más importante para Alemania que la amistad con Francia y la responsabilidad" de mantener a Europa unida.

Schmidt se ganó el respeto del resto de partidos y llegó a convertirse en un referente moral en Alemania.

"Sabemos que hoy Alemania se ha vuelto más pobre", dijo el ex ministro de Exteriores Hans Dietrich Genscher que, como jefe del Partido Liberal (FDP), fue uno de los principales responsables de que Schmidt tuviera que dejar la cancillería al aliarse con Kohl.

Las condolencias llegaron hasta Hamburgo desde todos los rincones del mundo, con destacados elogios a su carrera política.

Los presidentes de la Comisión y del Parlamento Europeos, Jean-Claude Juncker y Martin Schulz, loaron su grandeza como impulsor de la unidad europea, mientras el presidente de Francia, François Hollande, lamentó la pérdida de "un gran europeo" que defendió la economía de mercado con una dimensión social.