Las autoridades filipinas elevaron hoy a 60 el número de muertos causados por las inundaciones que remiten lentamente en Manila y otras provincias del norte del archipiélago tras dejar casi 2 millones y medio de afectados.
La provincia más afectada es la de la capital, con 26 víctimas mortales, la mayoría ahogadas, aunque también hubo personas que murieron por desprendimientos de tierra, electrocuciones, y ataques cardíacos, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres.
Las 34 muertes restantes se produjeron en las provincias de Pangasinan, Pampanga, Bulacan, Bataan, Zambales, Batangas, Rizal, Quezon, Laguna y Romblon, casi todas por ahogamiento, mientras que siete personas han sido dadas por desaparecidas.
En la capital filipina, las inundaciones han remitido casi por completo debido a la ausencia de precipitaciones en las últimas 24 horas, al tiempo soleado, a los trabajos de los equipos de limpieza y de decenas de voluntarios, que redoblan esfuerzos para quitar de las calles toneladas de basura que fueron arrastradas por la riada.
Las autoridades han cancelado la alerta por inundaciones después de que la presa de la Mesa, principal abastecedora de agua a Manila, volviera a niveles normales tras superar durante dos días el nivel de desborde.
En las provincias cercanas, el agua también retrocede, aunque de forma más lenta, especialmente en la provincia de Pampanga, al norte de la capital, donde decenas de municipios siguen anegados por la rotura de un dique.
Según los últimos datos gubernamentales, 95 localidades siguen sufriendo inundaciones severas en todo el archipiélago.
Además de la persistencia del agua en algunas zonas, la principal preocupación de las autoridades es mantener las condiciones de higiene mínimas en los 729 centros de evacuación en que se hacinan más de 360.000 personas que tuvieron que huir de sus casas.
Unas 2.750 viviendas han quedado parcialmente dañadas por el aguacero mientras que 379 quedaron totalmente destruidas.
"Lo que más necesitamos son productos de higiene para evitar que los refugiados vivan en condiciones insalubres. Necesitamos agua potable y también medicinas", afirmó a Efe Gwen Pang, secretaria de la Cruz Roja filipina.
Esta organización teme que en las próximas horas comience a expandirse una epidemia de leptospirosis, una enfermedad infecciosa transmitida en zonas inundadas a través de la orina de las ratas y otros animales urbanos.
"Todavía no hemos detectado ningún caso, pero estamos preparados, hemos hecho provisiones de medicamentos para cuando aparezcan los primeros infectados", explicó Pang.
El Ministerio de Sanidad ha declarado la máxima alerta y ha pedido a los vecinos que acudan al centro médico más cercano al menor síntoma de fiebre o dolor muscular.
Expertos de las agencias internacionales han identificado el chabolismo, la acumulación de basura en el alcantarillado y la ausencia de espacios abiertos en las grandes ciudades del elevado número de víctimas que causan las lluvias monzónicas en Filipinas.
La Unidad de Prevención de Desastres de la ONU recordó hoy que "millones de chabolistas tuvieron que huir de sus barriadas cercanas a ríos y canales debido a las lluvias".
Según este organismo, Filipinas tuvo pérdidas por valor de 730 millones de dólares por desastres naturales que afectaron a 11,6 millones de personas y dejaron un balance de 1.904 muertos en 2011.
Entre 15 y 20 tifones afectan cada año a este archipiélago durante la estación de lluvias, que por lo general comienza en mayo y termina en noviembre.