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El islamista Mohamed Mursi, candidato de los Hermanos Musulmanes, ha sido proclamado hoy vencedor de las elecciones presidenciales en Egipto por la Comisión Electoral Suprema.

Tras una largo y tedioso discurso, el presidente de la comisión, Faruq Sultán, anunció que Mursi obtuvo 13.230.131 votos (un 51,73%) frente a los 12.347.380 votos (un 48,27%) conseguidos por su rival, el general retirado Ahmed Shafiq.

La victoria de Mursi le convierte en el primer presidente de Egipto tras la caída en febrero de 2011 de Hosni Mubarak, y lleva a los Hermanos Musulmanes a la Presidencia por primera vez en sus 84 años de historia, la mayoría de los de los cuales han transcurrido en la ilegalidad.

Tanto Mursi como Shafiq habían proclamado a lo largo de esta semana su victoria, de acuerdo a los datos de los que disponían sus respectivos equipos.

Sultán también reveló que la participación en la segunda vuelta de las presidenciales, celebradas los pasados 16 y 17 de junio, fue de 26.420.763, un 51,85% de los casi 51 millones de egipcios convocados a las urnas.

El presidente de la Comisión Electoral destacó, igualmente, que revisaron impugnaciones a los resultados en solo un centenar de mesas electorales de las más de 13.000 en las que los egipcios pudieron depositar su voto.

La decisión de la Comisión Electoral no puede ser impugnada ni apelada por los candidatos, al ser la última instancia responsable de los comicios.

El anuncio de los resultados estaba previsto para el pasado jueves, pero la comisión lo pospuso con el argumento de que necesitaba más tiempo para estudiar las impugnaciones presentadas.

LA CAIROTA PLAZA DE TAHRIR ESTALLA DE JÚBILO POR LA VICTORIA DE MURSI

El Cairo, 24 jun (EFE).- Las decenas de miles de personas concentradas en la cairota plaza de Tahrir estallaron hoy de júbilo al anunciarse de forma oficial que el nuevo presidente de Egipto será el islamista Mohamed Mursi, miembro de los Hermanos Musulmanes.

Los aplausos y los gritos de alegría, acompañados por las bengalas, inundaron la famosa plaza en el momento en el que Faruq Sultán, presidente de la Comisión Electoral, reveló que Mursi había ganado las presidenciales con un 51,73% de los votos frente a su rival, el militar retirado Ahmed Shafiq.

EL HOMBRE QUE LLEVÓ A LOS ISLAMISTAS A LO MÁS ALTO

Mohamed Mursi consiguió hoy llevar a los Hermanos Musulmanes a la presidencia de Egipto, 84 años después de la fundación de la cofradía islamista, gracias a la todopoderosa maquinaria del grupo y a su larga, tenaz y organizada oposición al régimen del depuesto Hosni Mubarak.

El candidato islamista se impuso por estrecho margen al general retirado Ahmed Shafiq, último primer ministro de Mubarak, según anunció la Comisión Electoral, que puso así fin a una semana de incertidumbre.

El órgano electoral confirmó lo que el propio Mursi había salido a celebrar pocas horas después del cierre de los colegios electorales el pasado 17 de junio, con los datos recabados a pie de urna por su formación.

Las cifras oficiales quitaron también de este modo la razón a Shafiq, quien igualmente se había declarado vencedor y había desconfiado de la actitud de los islamistas, movilizados en las calles desde el pasado martes para clamar victoria y protestar contra la Junta Militar.

Para compensar su falta de atractivo personal y sabedor de que el islamismo está fuertemente arraigado en este país conservador, Mursi ha instado en los últimos días a liberales y revolucionarios a unirse para preservar los valores de la revolución frente a los "fulul" o remanentes del antiguo régimen.

Presidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ), afín a la Hermandad, tiene como principal credencial una larga trayectoria en esta organización, ilegal durante más de medio siglo y muy implantada en los barrios populares.

Siempre inicia sus alocuciones con la "fatiha", la fórmula que abre el Corán, y con la que se subraya la importancia y solidez de un testimonio.

Mursi también hace continuas referencias a la "sharía" (ley islámica) y a su proyecto de "nahda", un renacimiento islámico que abarque todos los ámbitos, para Egipto.

Con su perenne corbata y sus maneras sencillas, este hombre tímido de escasa estatura, que no oculta sus raíces rurales, entró de carambola en la carrera presidencial tras la descalificación del primer candidato de los Hermanos Musulmanes, Jairat al Shater, inhabilitado por haber estado preso.

Los egipcios, siempre dispuestos a la broma, no tardaron en comparar a Mursi con Al Shater y en colocar al primero el satírico apodo de "neumático de repuesto".

Nacido el 20 de agosto de 1951 en el seno de una familia de clase media en el pueblo de Al Adwa, en el delta del Nilo, Mursi desarrolló una carrera brillante dentro de la Hermandad, que transcurrió en paralelo a la de ingeniero.

Entre 1985 y 2010 fue jefe del departamento de Ingeniería de la Universidad de Zagazig, adonde regresó después de haber trabajado durante tres años como profesor universitario en el estado de California (EEUU).

A finales de los setenta, empezó a sentirse atraído por la ideología de los Hermanos Musulmanes y en 1979 se afilió al grupo, donde inició su labor en el departamento religioso.

Poco a poco fue escalando puestos hasta que en 1995 se convirtió en miembro de su Consejo Consultivo, el máximo órgano de decisión de la Hermandad.

Desde 1995 hasta 2005, fue diputado en el Parlamento y llegó a ser portavoz oficioso de los Hermanos Musulmanes en la Cámara, ya que durante el régimen de Mubarak la organización era ilegal y presentaba a sus candidatos como independientes.

En 2005, Mursi perdió su asiento y un año después fue encarcelado durante seis meses por apoyar las manifestaciones de jueces reformistas que denunciaron el fraude en los comicios.

Considerado un "hermano" muy activo, ha estado muy implicado en su proyecto político, como en 2007, cuando ayudó a la elaboración del programa de la cofradía que defendía que la presidencia de la República solo podía ser ejercida por un hombre musulmán.

Durante la revuelta que derrocó a Mubarak en febrero de 2011, fue detenido en la prisión de Wadi Natrun, al norte de El Cairo, aunque salió de la cárcel dos días más tarde gracias al caos en los presidios tras la desbandada de los guardianes.

El 30 de abril de 2011, Mursi renunció a su puesto en el Consejo Consultivo de los Hermanos para ser el presidente de la formación política afín al grupo, el PLJ.

Ser miembro del aparato de los Hermanos Musulmanes ha sido una de sus bazas pero también puede ser uno de sus puntos débiles, ya que algunos sectores temen que su obediencia sea para el Guía Supremo de la cofradía, Mohamed Badía, antes que el pueblo que lo ha elegido.

Además, los Hermanos Musulmanes han sido muy criticados por presentar a un candidato presidencial cuando en un principio, nada más caer Mubarak en febrero de 2011, se habían comprometido a no hacerlo.

El destino de Mursi está unido al de la Hermandad en el Egipto post Mubarak, donde tendrá que demostrar su habilidad para lidiar con la poderosa Junta Militar y contribuir a culminar la transición política, llena hasta ahora de sobresaltos.