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El depuesto presidente de Egipto Mohamed Mursi ha llegado a la cárcel de Burg al Arab en la ciudad septentrional de Alejandría tras el inicio del juicio contra él y otros 14 dirigentes islamistas, según informaron fuentes de los servicios de seguridad egipcios.

Mursi, que fue trasladado en helicóptero desde la sede del tribunal en El Cairo, permaneció retenido por los militares en un lugar desconocido desde su destitución, el pasado 3 de julio, hasta hoy.

En la sesión del juicio, que ha sido aplazado hasta el 8 de enero, Mursi se mostró desafiante y dijo en varias ocasiones que sigue siendo "el presidente de la república", al tiempo que rechazó la competencia del tribunal para juzgarlo. ormente falleció.

El juez Ahmed Sabri, que preside la corte, anunció la nueva fecha después de tener que levantar en dos ocasiones la sesión debido al alboroto que reinaba en la sala y tras la petición de más tiempo hecha por los abogados de la acusación, según un periodista de Efe presente en la sala.

Los letrados argumentaron que los informes sobre este caso, en el que también son juzgados catorce dirigentes de los Hermanos Musulmanes, les llegaron hace solo dos días. Durante la sesión, Mursi clamó que es presidente legítimo de Egipto, acusó a los militares de "traición y de criminales" y denunció que el proceso es "una farsa".

Tanto el depuesto presidente como el resto de acusados negaron los cargos que se les imputan, por supuesta implicación en la muerte de manifestantes en los disturbios desatados en los alrededores del palacio presidencial de Itihadiya en diciembre pasado. Hay informaciones contradictorias sobre la cárcel en la que ingresará Mursi, que desde su destitución por los militares el pasado 3 de julio se encontraba retenido en un lugar desconocido.

MANIFESTACIONES

Durante la vista, celebrada en la Academia de la Policía, en las afueras de El Cairo, los procesados gritaron consignas contra los jueces y contra los militares, como "abajo el régimen militar". "Soy Mohamed Mursi, presidente legítimo de Egipto.

Lo que ocurrió el 3 de julio fue un golpe de estado, una traición, y por eso rechazo todas las acusaciones que se dictan en mi contra", dijo Mursi, mientras hacía el gesto símbolo de las protestas de los islamistas. "Esto es una forma de encubrir el golpe de estado", insistió Mursi en varias ocasiones durante la vista aludiendo al proceso en su contra.

Otros acusados, como el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) -brazo político de la Hermandad-, Esam el Arian, y el miembro de su Ejecutiva Mohamed Beltagui, también realizaron el mismo gesto y aseguraron que el juicio es una "vergüenza". La sesión transcurrió en medio del alboroto, con continuas interrupciones de los acusados y de sus abogados, que impidieron al magistrado escuchar a los fiscales.

Por su parte, los asistentes a la vista contrarios a Mursi y a los Hermanos Musulmanes gritaron "el pueblo quiere la ejecución" del depuesto presidente, en un ambiente muy tenso en el que algunos llegaron a las manos. El depuesto presidente no reconoce la autoridad del tribunal, por lo que su equipo legal asistió a esta primera sesión solo como observador, pero no para defenderle, y a algunos de sus integrantes se les impidió la entrada en la sala.

Este proceso ha despertado una gran tensión en el país, donde miles de partidarios de los Hermanos Musulmanes han salido a las calles en manifestaciones, que ya han derivado en algunas zonas en disturbios.