Diez años después Osama Bin Laden, el cerebro de aquellos atentados, ya no está, ha muerto. Pero la amenaza terrorista de Al Qaeda sigue siendo real.
De hecho, Nueva York es a esta hora una ciudad blindada. La organización islamista acecha y la vigilancia es máxima. Se extreman las medidas de seguridad en estaciones de metro y aeropuertos.
El miedo a la nueva amenaza terrorista ha obligado a Nueva York a blindarse con extremas medidas de seguridad para conmemorar el simbólico décimo aniversario del 11-S.
Desde ayer sábado, la Policía mantiene cerradas algunas de las calles adyacentes al World Trade Center.
Acuden a los actos, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y George W. Bush, el entonces mandatario. Al informar las autoridades de que la ciudad se encuentra bajo una amenaza creíble y específica, aunque no corroborada, de un atentado de Al Qaeda, ha habido que incrementar aún más las medidas de seguridad en la Gran Manzana.