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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, negó hoy que la seguridad nacional se haya visto comprometida en el escándalo que llevó a dimitir a David Petraeus al frente de la CIA y en el que también está implicado el jefe de las tropas aliadas en Afganistán, y pidió esperar a que el FBI concluya su investigación.

La primera rueda de prensa de Obama tras haber ganado la reelección para gobernar hasta 2016 se centró en gran parte en ese escándalo, cuyas implicaciones políticas y de seguridad son aún un misterio.

"No tengo ninguna evidencia hasta este momento de que se haya divulgado información clasificada que de algún modo haya tenido un impacto negativo en nuestra seguridad nacional", sostuvo Obama.

El FBI encontró información clasificada en los ordenadores de Paula Broadwell, la ya ex amante de Petraeus, pero ella ha negado que se la diera el general retirado, que dimitió como director de la CIA la semana pasada tras admitir esa relación extramatrimonial.

El presidente explicó que el FBI "tiene sus protocolos" y que hay que dejar que la investigación abierta continúe su curso.

También enfatizó el "extraordinario trabajo" de Petraeus al frente de la CIA y que su dimisión tuvo que ver con un asunto "personal".

"Me reservaré mi opinión de cómo surgió todo el proceso relacionado con (la dimisión del) general Petraeus", dijo Obama, quien admitió no tener todavía "toda la información" sobre el caso y subrayó su "confianza" en el trabajo que está realizando el FBI.

Pese a que la investigación empezó meses antes, Obama supo del caso el 8 de noviembre, un día después de que su equipo de seguridad nacional fuera informado por el FBI y dos días después de haber ganado la reelección.

Preguntado hoy sobre si habría preferido que el FBI le informara antes, Obama replicó: "En ese caso probablemente usted me preguntaría que por qué interferí en una investigación penal".

"Creo que lo mejor ahora es que esperemos para ver cómo se desarrolla el proceso", reiteró.

El escándalo se ha ido extendiendo y se ha visto implicado también el general John Allen, jefe de las tropas de la OTAN en Afganistán y cuyo nombramiento como comandante supremo aliado en Europa ha quedado en suspenso.

Según el FBI, Allen mantuvo "comunicaciones inapropiadas" con Jill Kelley, amiga de Petraeus que dijo haber recibido correos electrónicos amenazantes de Broadwell y que motivó el inicio de la investigación.

Sobre la información clasificada que ha podido salir a la luz con este escándalo todavía planean muchas dudas.

En un discurso en la Universidad de Denver en octubre, Broadwell comentó que el ataque al consulado estadounidense en Bengasi del 11 de septiembre fue obra de un grupo de libios que intentaba rescatar a prisioneros de guerra en un edificio anexo de la CIA y sugirió que Petraeus manejaba esa información.

La CIA lo ha negado y ha rechazado que hubiera cárceles clandestinas en Libia "antes, durante o después" de ese ataque, en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses.

Durante la rueda de prensa, Obama pidió al Congreso que detenga sus "intolerables" críticas a la embajadora del país ante la ONU, Susan Rice, sobre su respuesta al ataque al consulado en Bengasi y las dirija en su lugar hacia él.

Rice ha estado en el centro de las críticas republicanas a la gestión que hizo el Gobierno de Obama en relación con el ataque debido a que después del mismo la embajadora apareció en varias cadenas de televisión atribuyéndolo a "protestas espontáneas", una hipótesis que más tarde se descartó.

"Si persiguen a la embajadora ante la ONU, aparentemente porque creen que es un objetivo fácil, entonces tienen un problema conmigo", advirtió Obama.

El nombre de la diplomática encabeza las quinielas para reemplazar a Hillary Clinton como secretaria de Estado en el segundo mandato de Obama, y varios senadores republicanos, entre ellos John McCain, aseguraron hoy que bloquearán su nominación para ese cargo si la Casa Blanca la elige.

Obama reconoció hoy que es necesario "llegar al fondo" de lo ocurrido en Bengasi, después de las críticas por las versiones contradictorias que ha ofrecido su Gobierno al respecto.

Esta semana están previstas varias audiencias en los comités de inteligencia de ambas cámaras del Congreso para intentar arrojar luz sobre lo ocurrido en el ataque de Bengasi.

A raíz de su dimisión se puso en duda la comparecencia de Petraeus en esas audiencias, pero hoy la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein, confirmó su participación, que según la cadena NBC será este jueves.