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"Vamos a ganar tanto que puede que os canséis de ganar". El eco triunfal de la campaña que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca quedó apagado esta semana por la resistencia de Obamacare a los envites republicanos, dejando al presidente sin grandes triunfos de los que presumir tras medio año en el poder.

"Vais a decir -seguía Trump hace un año-, por favor, por favor, son demasiadas victorias, no podemos soportarlo más. Señor presidente, es demasiado. Y yo responderé, no, no lo es, tenemos que seguir ganando, tenemos que ganar más, ganaremos más".

Este viernes, entrada la madrugada, el Senado terminó con los anhelos de Trump de una victoria, aunque fuese descafeinada, en su cruzada para acabar con el legado del expresidente Barack Obama.

Meses de negociaciones infructuosas culminaron en una semana caótica en la Cámara Alta, en la que los senadores republicanos hicieron fracasar una tras otra sus propias propuestas para derogar la ley salud conocida como Obamacare, el buque insignia del Gobierno demócrata de Obama.

Y el voto decisivo, contrario a los intereses de Trump, lo emitió el senador republicano John McCain, que había retrasado el inicio del tratamiento contra su tumor cerebral recién diagnosticado para estar esta semana en Washington.

McCain combatió en Vietnam, y sobrevivió a cinco años y medio de cautiverio como prisionero de guerra. A McCain, excandidato a la Casa Blanca y uno de los senadores más famosos, se le considera un héroe en Estados Unidos.

Trump, sin embargo, le negó la condición de "héroe" cuando McCain le cuestionó durante la campaña presidencial: "No es un héroe de guerra. Es un héroe de guerra porque lo capturaron. A mí me gusta la gente a la que no capturan".

También dijo que McCain no ha trabajado por los excombatientes estadounidenses, que son más de 21 millones.

McCain sirvió en frío su venganza cuando tuvo en sus manos parte del capital político de Trump y el futuro del sistema nacional de salud, del que iban a quedar excluidos 16 millones de ciudadanos si votaba a favor.

Aunque algunos senadores aún exploraban este viernes llevar a votación una nueva propuesta, el líder republicano en la Cámara Alta, Mitch McConell, fue claro al asegurar que es el momento de "pasar página" y escuchar las "sugerencias" de los demócratas para mejorar la actual ley.

Incluso Obama se mostró partidario de que republicanos y demócratas trabajen juntos con su ley como base.

Con ese "pasar página", McConell se refirió a dejar a un lado Obamacare, convertida en la gran obsesión de los republicanos durante siete años y medio, y centrarse en la reforma tributaria, que Trump quiere similar a la de Ronald Reagan en los ochenta.

¿Y con Obamacare qué va a pasar? Trump abogó este viernes por dejar que el sistema "implosione", una estrategia con la que ha amenazado varias veces.

Con el revés de Obamacare, Trump sobrepasa los seis meses en la Casa Blanca sin apenas victorias de peso más allá de haber logrado sentar al juez conservador Neil Gorsuch en el Tribunal Supremo.

Los tribunales han bloqueado sus políticas migratorias, el plan de infraestructuras no está encima de la mesa y las empresas que deslocalizaron su producción a México no están regresando.

Trump, además, está frustrado por la sombra permanente de Rusia y se ha mostrado contrariado de que la investigación que lidera su propio Gobierno a través del Departamento de Justicia haya llegado a su círculo familiar y a sus negocios.

Lejos queda la campaña, y las victorias prometidas: "Vamos a volver a ganar. Vamos a ganar tanto. Vamos a ganar a cada nivel. Vamos a ganar con la economía, vamos a ganar con los militares, vamos a ganar con la salud".