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El ministro británico de Economía, George Osborne, planea un recorte del gasto público y un incremento de los impuestos si gana el "brexit", la salida del Reino Unido de la UE, en el referéndum del día 23, informan hoy los medios locales.

Una eventual retirada del bloque común podría crear un "agujero negro" de unos 30.000 millones de libras (39.000 millones de euros) en las finanzas públicas, lo que obligaría al Gobierno a aplicar un presupuesto de emergencia para limitar el gasto, según el plan de Osborne, del que adelantan hoy los medios británicos.

Como parte de las medidas, el Gobierno se vería obligado a incrementar los impuestos sobre la renta y recortar el presupuesto del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés). También aplicaría un recorte de un 5% en el gasto para la Policía y el transporte, al tiempo que sectores como la educación y la defensa se verían afectados.

La estimación de Osborne sobre los problemas en las arcas públicas está basada en los análisis del Instituto de Estudios Fiscales (IFS, siglas en inglés) sobre el impacto que un eventual "brexit" tendría en la economía del Reino Unido, según la prensa.

"Como ministro de Economía, tendría la responsabilidad de restablecer estabilidad en las finanzas públicas y eso significaría aplicar un presupuesto de emergencia en el que tendríamos que aumentar los impuestos y recortar el gasto", según un extracto de la declaración que hará hoy Osborne en la campaña de cara al plebiscito y que ha sido adelantado por la prensa británica.

çEstos planes salen a la luz cuando se intensifica la campaña para la consulta de la próxima semana y mientras los sondeos le dan al campo del "brexit" una ventaja de unos siete puntos frente a la que pide la permanencia británica en la UE. El campo a favor de la salida del Reino Unido de la UE confía en completar la retirada del bloque europeo para 2019, si gana el referéndum, según Chris Grayling, representante del Gobierno en la Cámara de los Comunes del Parlamento.

En una entrevista hoy con el "Financial Times" (FT), Grayling dijo que Londres iniciaría de forma inmediata el proceso de ruptura con Bruselas y fijó para finales de 2019 la separación definitiva. El apoyo al "brexit" ha avanzado en los últimos sondeos sobre intención de voto, que le otorgan una ventaja de hasta siete puntos frente a los que piden quedarse en el bloque.

LA INMIGRACIÓN Y LA ECONOMÍA, LO MÁS POLÉMICO

La inmigración y la economía acaparan los debates de la campaña para el referéndum británico de la UE, que ha cobrado tintes agresivos y alarmistas por las advertencias de los dos bandos sobre las consecuencias para el Reino Unido.

Las campañas oficiales están integradas por políticos de distintos partidos, ya que todos tienen libertad para decidir qué votarán en el histórico plebiscito del 23 de junio, cuando los británicos deberán contestar a la pregunta: "¿Debe el Reino Unido continuar como miembro de la Unión Europea o dejar la UE?".

Los que apoyan la permanencia en la UE, encabezados por el primer ministro, David Cameron, están reunidos bajo el lema "Britain Stronger in Europe" (El Reino Unido es más fuerte en Europa), y los que respaldan el "brexit" (salida), como el exalcalde de Londres Boris Johnson, están en la campaña "Vote leave" (Vote por salir).

Los políticos que piden continuar en el bloque común, entre ellos el líder laborista, Jeremy Corbyn, se centran en alertar a la población del impacto económico que tendría una eventual retirada, con pérdidas de empleos, una caída de la inversión extranjera y de los precios de la vivienda, el desplome de la libra esterlina y hasta la huida de capitales.

El campo del "brexit", por su parte, augura un futuro económico bueno para el Reino Unido al considerar que el país puede firmar acuerdos comerciales con otros países y utilizar la abultada aportación británica a la UE -estimada en más de 14.000 millones de euros- para financiar la sanidad pública.

Además, los detractores de la UE han empezado a hacer hincapié en la inmigración, con beneficiosos resultados en las encuestas, especialmente después de la reciente aparición en la cadena ITV de Cameron y el eurofóbo Nigel Farage, del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), quien llegó a vincular la entrada de inmigrantes con la posibilidad de ataques sexuales como los ocurridos la pasada Nochevieja en Colonia (Alemania).

LA UE PREPARA EL ENCAJE DE UN REFERENDO BRITÁNICO QUE LLEVARÁ AÑOS ASIMILAR

Mientras, la Unión Europea (UE) se prepara como puede para el histórico referendo que el Reino Unido celebrará el próximo 23 de junio para que sus ciudadanos decidan si quieren permanecer o salir del bloque comunitario, consciente de que sea cual sea el resultado llevará años asimilarlo.

Los dos escenarios posibles, la permanencia con el nuevo encaje británico perfilado el pasado febrero o la salida de la familia europea, plantean en la práctica un sinfín de interrogantes inéditos que los Estados miembros tendrán que ir resolviendo gradualmente.

"No se van a ir de golpe", señalan fuentes comunitarias que imaginan el escenario de un "brexit" como un proceso "parecido al de entrada en la UE", con "periodos transitorios" y una duración de "varios años".

Hay muchas cuestiones en el aire, desde el futuro de los británicos en las instituciones comunitarias y el papel del Reino Unido en la toma de decisiones durante el periodo de negociación del divorcio, hasta los formalismos sobre cómo darle "efecto legal" al referendo y los planes para evitar un efecto dominó en la UE y proyectar una imagen de desmembración en la escena internacional.

Inmediatamente después de la consulta ciudadana, la pelota está en el tejado de Londres: el primer ministro británico deberá informar a sus socios del resultado del voto y, en caso de que haya vencido el "no" a la permanencia, si activa el artículo 50 del Tratado de Lisboa, el que regula la retirada de un Estado miembro.

Según este artículo, "los Tratados dejarán de aplicarse al Estado de que se trate a partir de la entrada en vigor del acuerdo de retirada o, en su defecto, a los dos años de la notificación". Este plazo máximo de dos años puede prorrogarse por "unanimidad".

Si lo que gana es la permanencia, habrá que implementar el acuerdo que selló el primer ministro, David Cameron, con Bruselas en febrero, que daba margen a Londres para reforzar su ya particular relación con la UE en la integración europea, la soberanía, el avance de la zona del euro, la libre circulación de ciudadanos comunitarios y la competitividad.

"Este proceso tardará como mínimo un año. No creo que haya ganas de darle urgencia", admiten otras fuentes comunitarias.