El Papa Francisco llegó hoy a Rangún, la antigua capital de Birmania (Myanmar), en la primera visita de un pontífice a este país asiático.
Cientos de fieles le esperaban en las afueras de la terminal aérea, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
Francisco fue recibido por un grupo de niños que ondeaban banderas de Birmania y el Vaticano, y que estaban vestidos con una camiseta impresa con la efigie del papa.
También había grupos de diferentes etnias del país vestidos de manera típica y que le dedicaron bailes y cánticos tradicionales. Entre los congregados no faltaban religiosos, y algunos curiosos y turistas.
UN REGALO DEL CIELO
"Jesús ha venido. Creo que el papa nos traerá la paz a todos, incluidos los rohinyás", dijo a Efe Stphen Baui Hrim, que vino a recibir al pontífice desde el estado de Kayan, en el este birmano. La monja Pasquina Manejo comentó que "es un regalo del cielo, nunca un papa había visitado nuestro país". "Estoy feliz de verle en persona. Nos ha venido a ver a la gente pobre", apuntó otra creyente, Marina Tal.
Tras la recepción popular, el pontífice se desplazó a primera hora de la tarde a la sede del arzobispado local, en un recorrido durante el que saludó desde el automóvil a más fieles congregados en varios puntos del trayecto. El Papa no tiene prevista ninguna actividad para el resto del día, que lo dedicará a descansar en la sede del arzobispado, en el centro de Rangún y donde se alojará durante su estancia.
AGENDA OFICIAL
El Pontífice iniciará su programa público mañana, cuando viajará a la nueva capital del país, Naipyidó, donde le darán la bienvenida oficial el presidente, Htin Kyaw, y la líder del Gobierno, Aung San Suu Kyi, entre otras autoridades. Antes de viajar a Naipyidó, el papa también celebrará el martes una reunión interconfesional con líderes religiosos birmanos en la sede del arzobispado en Rangún.
El principal acto de Francisco será una misa multitudinaria asimismo en la antigua capital, donde a continuación mantendrá un encuentro con el Consejo Supremo de los monjes budistas birmanos y una reunión con los obispos locales. El jueves oficiará una nueva misa, dedicada esta vez a los jóvenes en la Catedral de Santa María, y se entrevistará -algo que no figuraba en el programa original- con el jefe del Ejército birmano, general Min Aung Hlaing, antes de partir hacia Bangladesh.
La visita del papa Francisco a Birmania y Bangladesh coincide con la crisis humanitaria en la que están envueltos ambos países tras la operación del Ejército contra los rohinyás en el estado de Rakáin, en el oeste birmano y hogar tradicional de esa minoría musulmana.
La operación militar -que ha incluido desde fines de agosto la muerte de cientos de personas, violaciones múltiples, la quema de pueblos y cultivos, y el exterminio del ganado de esa comunidad-, ha obligado a más de 620.000 rohinyás a buscar refugio en Bangladesh.
El papa cumplirá en el vecino país la segunda y última etapa de su viaje, en el que, según algunos observadores, hará un intento de mediación en una crisis humanitaria desencadenada por lo que la ONU califica de una operación de "limpieza étnica de manual".
El presidente de la Conferencia Episcopal de Birmania, el obispo Felix Lian Khaen Thang, no desmintió ese posible papel de mediación. "El Santo Padre puede acelerar el acercamiento entre las partes", dijo en declaraciones a Efe el líder de la iglesia local, compuesta por 700.000 creyentes, apenas algo más de uno por ciento de la población del Birmania, de más de 50 millones de habitantes.