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El papa Francisco denunció en su primer discurso en México ante el presidente, Enrique Peña Nieto, y las autoridades del país que la búsqueda de los privilegios conduce a la corrupción, el narcotráfico y la violencia.

En el Palacio Nacional, en el que por primera vez entraba un pontífice y se le recibía con los honores de jefe de Estado, Francisco indicó que "para construir un futuro esperanzador de México se necesitan "hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común".

Denunció que cuando se busca el "camino del privilegio" tarde o temprano "la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo".

Francisco comenzó su discurso expresando su alegría por "poder pisar estas tierras mexicanas que ocupan un lugar especial en el corazón de las Américas" y que recorrerá hasta el 17 de febrero.

El papa se definió ante Peña Nieto y las autoridades mexicanas como "misionero de misericordia y paz, pero también como hijo que quiere rendir homenaje" a la Virgen de Guadalupe y "a este pueblo y a esta tierra tan rica en culturas, historia y diversidad".

Francisco quiso "abrazar" con sus discurso "al pueblo mexicano en sus múltiples expresiones y en las más diversas situaciones que le toca vivir".

De México destacó que es un país "bendecido con abundantes recursos naturales y una enorme biodiversidad que se extiende a lo largo de todo su vasto territorio" y cómo "su privilegiada ubicación geográfica lo convierte en un referente de América".

Y recordó las "culturas indígenas, mestizas y criollas, que le dan una identidad propia que le posibilita una riqueza cultural no siempre fácil de encontrar y especialmente valorar".

Para Francisco, que visitará el estado de Chiapas, donde existen la mayor concentración de población indígena del país, "la sabiduría ancestral que porta su multiculturalidad es, por lejos, uno de sus mayores recursos biográficos". En su discurso, interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de las 1.200 personas presentes, invitó a "valorar, estimular y cuidar" esta diversidad que constituye el rico patrimonio de México.

Asimismo, el pontífice consideró que "la principal riqueza de México" son sus jóvenes, que constituyen un poco más de la mitad de la población, y que permiten "pensar y proyectar un futuro, un mañana".

Animó Jorge Bergoglio a que "una cultura ancestral y un capital humano esperanzador" como el de México sea "fuente de estímulo para que encontremos nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario"

Y pidió la colaboración de todos, sobre todo los católicos, para la "construcción de una política auténticamente humana y una sociedad en la que nadie se sienta víctima de la cultura del descarte".

Pero sobre todo se dirigió a los "dirigentes de la vida social, cultural y política" para que garanticen a todos los ciudadanos "el acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz".

Para Francisco no es sólo un asunto de aprobar leyes o actualizarlas sino que urge "la formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro como corresponsable en la causa común de promover el desarrollo nacional". Francisco se despidió reiterando que recorrerá "este hermoso y gran país como misionero y peregrino" de misericordia.

Y pidió a la Virgen de Guadalupe que, por su intercesión, "el Padre misericordioso nos conceda que estas jornadas y el futuro de esta tierra sean una oportunidad de encuentro, de comunión y de paz".