Y en la ciudad de la luz vuelve a sonar la música y las terrazas, las mesas que fueron escenario de la matanza, se llenan una vez más de bullicio y color. Los parisinos retoman su vida. Pero no olvidan. Los homenajes a los 130 fallecidos continúan. Velas, flores y este concierto multitudinario en la Iglesia de Saint-Sulpice.
Justo siete días después de que comenzara la oleada de ataques reivindicada en nombre del autoproclamado Estado Islámico (EI), París se echó de nuevo a la calle, esta vez no para guardar un minuto de silencio, sino para reivindicar con luces, música y ruido que la vida sigue.
Frente al Bataclan, la sala donde se registraron al menos 89 fallecidos, un largo aplauso, emocionante pero no triste, homenajeó a las víctimas y terminó con el himno de la Marsellesa, el reclamo ciudadano en contra del miedo.
La convocatoria había sido lanzada por intelectuales y artistas franceses en una tribuna publicada en el diario "Huffington Post", en la que instaron a ocupar los cafés, calles, plazas y ciudades "para demostrar, de nuevo, que la cultura continuará brillando y haciendo brillar las luces de la esperanza".
La noche, fría y lluviosa, no contribuyó a que los clientes colmaran las habitualmente estrechas terrazas, pero pasado el primer fin de semana, en los que en las calles solo hubo vacío, la ciudad sí ha recuperado su pulso y, con este, sus tradiciones.