La Policía Israelí mató al supuesto autor del atentado del viernes pasado contra un pub de Tel Aviv, suceso en el que tres israelíes murieron, tras una operación de más de seis horas en la aldea de la Galilea donde residía.
"Hoy a las 16.20 horas (14.20 GMT) fue localizado en (la aldea de) Arara el atacante Nashat Melhem, en el lugar en el que se escondía", dice un comunicado oficial de la Policía, en el que se agrega que llegaron a él gracias a una información de los servicios secretos Shabak.
Según la nota, el supuesto atacante "se percató de la presencia de agentes" de la Unidad de Lucha Antiterrorista de la Policía y del Shabak y "trató de escapar abriendo fuego" contra ellos "con su arma Falcon", que supuestamente utilizó en el atentado de Tel Aviv.
Melhem, palestino israelí, que según medios israelíes que citaban a organismos de seguridad simpatizaba con corrientes yihadistas, se escondía en un apartamento en el que vivió anteriormente, cerca de una mezquita, y el Canal 10 de la televisión local afirma que recibió ayuda de entre tres y cinco personas que han sido detenidas.
La Policía se ha abstenido por el momento de dar más detalles del caso, aún bajo secreto de sumario porque la investigación continúa. El ministro de Seguridad Interior, Guilad Erdán, en un comunicado al confirmar su muerte y agradece la colaboración de los que han tomado parte en la operación para dar con Melhem, al que califica de "terrorista criminal".
De 30 años, Melhem fue el supuesto autor de los disparos del viernes pasado contra el pub "HaSimtá" de Tel Aviv, donde murieron dos clientes judíos y resultaron heridas otras siete personas. En su fuga del lugar de los hechos se supone que también mató a un taxista árabe que le había trasladado al norte de la ciudad, de donde presuntamente se trasladó de regresó a Galilea.
Desde entonces los servicios de seguridad le seguían la pista sin éxito y se llegó a barajar la posibilidad de un nuevo ataque hoy, lo que llevó a declarar el estado de alerta en Tel Aviv.
El Canal 10 agregó que durante toda esta última semana, el presunto atacante -que había pasado cinco años en prisión por intentar arrebatar el arma a un soldado- se movió de casa en casa eludiendo el cerco de los servicios secretos, que le situaban en su aldea natal tras el análisis en un laboratorio de unos excrementos.