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Cacerola en mano, como en los tiempos del corralito. Así vuelven a protestar los argentinos en Buenos Aires. En varios barrios de la ciudad se han echado a las calles en contra de las restricciones impuestas por el gobierno a la compra de dólares. Desde el pasado mes de noviembre los argentinos se han enfrentado a una nueva normativa que restringe la compra de moneda americana, según el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, para acabar con la "obsesión" de los argentinos por el dólar.

Ahora, se han impuesto nuevas restricciones que afectan a todo aquel que quiera comprar dólares para cancelar hipotecas e incluso para viajar.

Una asociación de civil argentina prepara una demanda judicial colectiva contra las restricciones que impone el Gobierno a la compra de dólares, que potenciaron los circuitos cambiarios informales y motivaron "cacerolazos" en algunos barrios de Buenos Aires.

El presidente de la asociación bonaerense "Sepa Defenderse", Pablo Rodríguez, adelantó hoy a Efe que preparan una acción colectiva ante los tribunales para reclamar que al Fisco cuál es el método que utiliza para negar la compra de divisas a los argentinos.

La organización considera que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) emplea un "mecanismo arbitrario" en los controles que realiza desde noviembre pasado a cada una de las operaciones con dólares en casas de cambio y bancos, añadió el titular de la asociación civil de defensa al consumidor.

"En los últimos días recibimos unas 60 o 70 denuncias de personas que tienen problemas por la restricción de dólares. Los reclamos proceden de todas las clases sociales, desde aquellos que no pueden viajar al exterior hasta quienes deben pagar una prestación médica valuada en dólares o comprar un pequeño terreno para una vivienda modesta", explicó Rodríguez.

En los próximos días, "Sepa Defenderse" también presentará otras cinco demandas judiciales individuales para reclamar la habilitación a la compra de dólares, la moneda tradicional que utiliza para garantizar sus ahorros los argentinos.

Así, los rechazos a las operaciones con divisas se multiplicaron en las casas de cambio y bancos, donde los compradores deben esperar a que el Fisco apruebe la adquisición mediante un sistema informático.

A esta situación se sumaron días atrás nuevas regulaciones para las compras de divisas estadounidenses para viajar o la adquisición de viviendas a través de créditos hipotecarios.

Las medidas crecieron en momentos en que el Gobierno de Cristina Fernández se prepara para hacer frente a vencimientos de la deuda externa y registra un menor ingreso de divisas por exportaciones, que cayeron en abril un 6 por ciento en comparación al mismo mes del año pasado.

"Nosotros entendemos que este sistema es ilegal porque viola principios constitucionales. Hay que buscar una solución a través de la Justicia", evaluó Rodríguez.

De todas formas, la Justicia bonaerense rechazó el año pasado una medida cautelar presentada por "Sepa Defenderse" poco después de que se anunciarán las medidas de control.

"La Justicia consideró que, al tratarse de una compra de dólares para el ahorro, la adquisición podía esperar. Pero ahora hay otros problemas con las restricciones a los viajes y al pago de inmuebles", postuló Rodríguez.

Las nuevas normas hicieron resurgir los circuitos informales de compraventa de divisas, donde hay que pagar, según medios locales, unos 5,90 pesos por dólar, cuando el precio en bancos y casas de cambios es de 4,49 pesos.

El jefe de Gabinete argentino, Juan Manuel Abal Medina, criticó el miércoles la "obsesión compulsiva" por los dólares que hay en parte de la sociedad y defendió las medidas para "desdolarizar" la economía que estableció el Gobierno.

En la declaraciones juradas de varios funcionarios, sin embargo, figuran ahorros en dólares, entre ellos el senador oficialista y exjefe de Gabinete Aníbal Fernández, quien admitió tener unos 25.000 dólares que compró porque "se le antoja", aunque más tarde se arrepintió de sus afirmaciones.

Las medidas causaron el rechazo de vecinos de algunos barrios de Buenos Aires, que el pasado jueves y viernes protagonizaron "cacerolazos" contra las restricciones.