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Con gritos de apoyo y petalos de rosas reciben al presunto asesino del gobernador del Punjab a su llegada al tribunal de Islamabad, la capital de Pakistán.

El detenido era el guardaespaldas de su victima y le acribilló con una arma automática porque estaba a favor de la eliminación de las leyes de la blasfemia.

El hermano del detenido defiende que es una excelente persona y no cree que los jueces se atrevan a juzgarle.

El fallecido apoyó a la cristiana, Bibi Asia, condenada a morir por ofender supuestamente a Mahoma.