El primer ministro griego, Andonis Samarás, hizo hoy un último llamamiento a los diputados para pedir el apoyo a su candidato a la Presidencia de la República, Stavros Dimas, en la decisiva votación parlamentaria del próximo lunes, y advirtió que una abstención significaría un "chantaje político".
En una entrevista con la cadena de televisión pública Nerit, Samarás recurrió a toda su artillería verbal para desacreditar a su principal rival político, el izquierdista Syriza, líder de las encuestas electorales, y dibujó un panorama sombrío en el caso de que este partido saliera ganador de unas eventuales elecciones anticipadas.
El primer ministro afirmó que todos los diputados que se nieguen a votar por Dimas automáticamente se aliarán con Syriza y con los ultranacionalistas Griegos Independientes, que, según Samarás, son los potenciales socios de una coalición encabezada por la ultraizquierda.
"Ningún diputado tendrá derecho a decir que no sabía", dijo el primer ministro y líder de la conservadora Nueva Democracia.
Samarás calificó de "peligro mortal" la celebración de elecciones anticipadas que - recalcó - "nos llevarían a un conflicto con nuestros socios", en alusión a que Syriza ha anunciado que no aceptará ningún acuerdo que firme el Gobierno actual con la troika de acreedores, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Insistió en que en caso de que Syriza llegue a gobernar y a aplicar su programa, no pagará los intereses de la deuda soberana e "indefectiblemente conducirá el país a la quiebra".
Pese a centrar la mayor parte de su intervención en atacar a Syriza y a advertir de las consecuencias de su eventual victoria electoral, Samarás se mostró seguro de que en caso de tener que celebrarse comicios generales, su partido, la conservadora Nueva Democracia, volvería a ganar.
La reacción de Syriza no se hizo esperar y en un comunicado emitido inmediatamente después de la entrevista, el partido acusó al primer ministro de jugar la baza del miedo y le responsabilizó de la "crisis humanitaria" que vive el país.
El de hoy era el último llamamiento posible a los diputados de cara a la tercera ronda del lunes, tras fracasar la elección de su candidato Dimas en las dos primeras votaciones.
El domingo pasado, dos días antes de la segunda ronda, Samarás había lanzado un anzuelo a los parlamentarios al ofrecer a los diputados "proeuropeos" dispuestos a apoyar a su candidato hacerles partícipes de un Gobierno ampliado y, además, adelantar las elecciones generales a finales de 2015, en lugar de 2016.
Sin embargo, su oferta tuvo escasa repercusión y en la segunda votación parlamentaria, celebrada el martes, el excomisario europeo y varias veces ministro Stavros Dimas tan solo obtuvo ocho votos más que en la primera ronda.
Dimas obtuvo el respaldo de 168 de los 300 diputados con los que cuenta la cámara legislativa helena, lejos de los 200 votos que necesitaba.
En la votación nominal del presidente los diputados solo tienen dos opciones posibles: aclamar el nombre del candidato, en señal de respaldo, o decir 'presente', fórmula que engloba tanto la abstención como el rechazo.
En la votación estuvieron presentes 299 parlamentarios, de los que 131 solo votaron con 'presente'.
En esta última vuelta el candidato ya solo necesita 180 votos a su favor, lo que implica que necesita doce más que en la ronda anterior.
Según informaciones de los medios locales, tanto el equipo de Samarás como el de su socio de coalición, el líder socialdemócrata Evángelos Venizelos han contactado estos últimos días a diputados para ganar su respaldo.
No obstante, las filtraciones desde la jefatura de Gobierno y de las sedes de los dos partidos gubernamentales apuntan a que hay pocas expectativas de lograr reunir los votos necesarios, por lo que la maquinaria electoral ya se ha puesto en marcha.
Syriza sigue encabezando todas las encuestas, si bien su ventaja frente a Nueva Democracia se ha acortado a entre 3,5 y 7 puntos porcentuales, según el sondeo.
Las encuestas también reflejan que una mayoría de los ciudadanos, en torno al 57,5 %, prefiere que el presidente salga elegido de este Parlamento y se eviten la convocatoria de elecciones, mientras que solo un 38 % prefiere acudir a las urnas.
En caso de que la votación del lunes no prospere, la Constitución establece un plazo de diez días para la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones generales entre tres y cuatro semanas después, lo que supondría celebrarlas entre el 25 de enero y el 1 de febrero.