El Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó a 1.383 el número de civiles muertos en "ejecuciones" y "asesinatos a sangre fría", la mayoría de ellos de la minoría alauita, en la ola de violencia que azotó las provincias costeras de Siria a finales de la semana pasada.
Según la organización, que documenta crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos desde el estallido del conflicto en Siria en 2011 a través de activistas y voluntarios, la cifra de civiles muertos puede aumentar debido al hallazgo de fosas comunes y "entierros masivos" en las provincias costeras de Latakia y Tartús, el núcleo de la comunidad alauita.
Otras organizaciones rebajan esas cifras y la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos indicó el martes que tienen verificada la muerte de 111 personas.
El observatorio señaló que estas "ejecuciones" y "actos de venganza" se produjeron después de un ataque coordinado de grupos leales al derrocado presidente sirio Bachar al Asad, que desencadenó una respuesta a gran escala de las nuevas fuerzas de seguridad de Damasco y otros grupos afines que también participaron en la ofensiva que depuso al dictador.
La minoría alauita es la rama del islam chií que profesa el clan Al Asad y que fue favorecida durante más de medio siglo de mandatos concatenados del padre, Hafez, y de su hijo, Bachar. Particularmente, ocupaban cargos en los aparatos de seguridad del régimen.
"Las fuerzas de seguridad, del Ministerio de Defensa y sus fuerzas auxiliares cometieron ejecuciones sumarias, desplazamientos forzosos y quemas de viviendas sin ninguna medida disuasoria legal", denunció el Observatorio, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno.
La Red Siria para los Derechos Humanos (SNHR, en inglés), por su parte, ha podido verificar hasta el momento la muerte de 803 personas, entre las que se incluyen combatientes de ambos bandos, de acuerdo con un informe de esta organización.
Según la SNHR, los grupos leales a Al Asad mataron al menos a 172 miembros de las fuerzas de seguridad de Daokmasco y a otros 211 civiles, mientras que los efectivos de la nueva administración siria mataron a 420 personas, entre ellas civiles, combatientes desarmados, 39 niños, 49 mujeres y 27 trabajadores sanitarios.
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos denunció que la ola de violencia incluyó en muchos casos "ejecuciones sumarias" de base "sectaria" por parte tanto de grupos pro Asad como afiliados a las autoridades transitorias, entre los que se encuentran facciones armadas acusadas de cometer crímenes de guerra durante el conflicto sirio.