Se estrecha el cerco de la Justicia en torno a Bolsonaro
La confesión de un antiguo asesor y las investigación ordenada por un juez en torno a sus cuentas bancarias complican la situación del expresidente brasileño
El cerco de la Justicia en torno a Jair Bolsonaro se estrechó este viernes, después de que un juez ordenara la investigación de sus cuentas bancarias y de que un antiguo asesor haya anunciado que implicará al expresidente brasileño en un caso de supuesta corrupción.
El caso por el que se investiga a Bolsonaro se refiere a la venta en Estados Unidos de varias joyas que recibió como regalos en su condición de jefe de Estado, durante varios viajes realizados a países árabes durante su mandato, entre 2019 y 2022.
Bolsonaro, que este viernes volvió a negar cualquier irregularidad, devolvió parte de las joyas al Estado el pasado marzo, después de recibir una orden en ese sentido por parte de organismos de fiscalización.
Investigación de las cuentas bancarias
Un juez del Tribunal Supremo ordenó la noche del jueves el levantamiento del secreto bancario de Bolsonaro y de su esposa Michelle, en busca de transacciones sospechosas y para averiguar si el dinero obtenido por la venta de esas joyas llegó hasta el ex jefe de Estado.
La decisión judicial también autorizó a la Policía Federal a solicitar a EEUU el levantamiento del secreto bancario de las cuentas de los Bolsonaro en ese país.
En declaraciones a la prensa este viernes, Bolsonaro restó importancia a esa decisión judicial, pero admitió que le molesta, mientras que Michelle recurrió a las redes sociales para denunciar que la pareja es objeto de una "persecución política".
La confesión de un estrecho colaborador
La situación de Bolsonaro se complicó aún más después de que el teniente coronel Mauro Cid, un estrecho colaborador del mandatario, anunciara a través de su abogado que se dispone a testificar contra el exgobernante.
El abogado de Cid, Cezar Bitencourt, dio versiones discordantes a varios medios de comunicación y este viernes, en una larga entrevista en vivo a la televisión "Globonews", aclaró que la confesión del exedecán será limitada.
Cid dirá a la Policía que Bolsonaro le pidió "resolver el problema" del reloj Rolex, una de las joyas que había recibido como regalo, y él, como "buen entendedor", lo vendió en una tienda de artículos de lujo en EEUU para después entregarle el dinero.
En sus declaraciones a la prensa, enrevesadas y a veces contradictorias, el abogado no aclaró puntos claves de la futura declaración de su cliente.
Dijo desconocer si el dinero obtenido con la venta del Rolex lo entregó directamente a Bolsonaro o a su mujer, pero confirmó que la entrega fue en efectivo.
No obstante, subrayó que la confesión de Cid solo se refiere al caso puntual del Rolex y no será extensiva a otro reloj de lujo, de marca Patek Philippe, que según las investigaciones vendió el mismo día a una tienda de artículos de lujo de Miami (EEUU), en una única transacción a cambio de 68.000 dólares.
La diferencia entre ambos relojes es la fecha en que Bolsonaro recibió los regalos, el Rolex en 2019 y el Patek Philippe a finales de 2021.
Entre ambas fechas cambiaron los reglamentos que regulan los regalos de Estado, que antes permitían a los gobernantes quedarse con joyas y relojes, pero a partir de 2021 se pasó a obligar que estas piezas también fueran incorporadas al patrimonio del Estado.
La negativa de Bolsonaro
Bolsonaro fue abordado este viernes por la prensa mientras desayunaba en una cafetería, durante un viaje por carretera hacia Goiania, donde va a recibir un homenaje del Legislativo regional, y manifestó que su principal interés es aclarar este caso lo más rápidamente posible.
Negó haber ordenado vender las joyas y recalcó que su antiguo edecán tenía autonomía para obrar a su voluntad.
La investigación de las joyas se suma a una decena de causas civiles y penales que cercan a Bolsonaro, quien el pasado julio fue inhabilitado políticamente hasta 2030 por sus repetidos ataques contra el sistema electoral.
La causa más grave investigada es por los hechos del pasado 8 de enero, cuando miles de simpatizantes de Bolsonaro invadieron las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en un intento de instigar un golpe de Estado para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien derrotó a Bolsonaro en las urnas y llevaba una semana en el poder.
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