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La mayor formación política opositora en Portugal, el moderado Partido Socialista (PS), decidió que intentará formar un Gobierno con el marxista Bloque de Izquierda y los comunistas, en detrimento de los conservadores, ganadores de las elecciones del 4 de octubre con mayoría relativa.

"Juzgamos que existen condiciones para que haya, por parte del PS, una solución que beneficie y garantice la voluntad inequívoca expresada por los portugueses, que pidieron un cambio de política", afirmó el líder del PS, António Costa, quien dio así por cerradas las negociaciones con el centro-derecha de Pedro Passos Coelho.

Las declaraciones de Costa se produjeron después de la reunión que celebró con el presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, quien, constitucionalmente, es el encargado de decidir quién será el próximo primer ministro.

Cavaco Silva hará lo que "crea mejor", aunque las decisiones no deben prolongarse en el tiempo para no extender la "indefinición y la inseguridad", alertó Costa, cuyo partido obtuvo en las urnas el 32% de los votos, por detrás del 39% de la alianza centro-derechista de Passos Coelho, en el poder desde 2011.

Se espera, no obstante, que el presidente portugués nombre primer ministro a Passos Coelho por ser el líder de la formación política más votada, en detrimento de un tripartito de la izquierda.

Una decisión que entrañaría riesgos, pues los conservadores deben obtener la aprobación de una amplia mayoría del Parlamento para empezar a funcionar.En la Asamblea portuguesa, la alianza centro-derechista del PSD y el CDS-PP suma 107 escaños, frente a los 86 de la izquierda moderada del PS, que, unida al Bloque (19) y a los comunistas (17), podría impedir que el nuevo Gobierno tomase posesión al contar con 122 parlamentarios, 6 más de los de la mayoría absoluta (116).

Si una eventual moción de rechazo contra el PSD y el CDS-PP prosperase, la inestabilidad en Portugal se prolongaría hasta junio, cuando se convocarían nuevas elecciones, mientras el actual Ejecutivo conservador se mantendría en funciones.

PASSOS COELHO, GANADOR DE LAS ELECCIONES, ESPERA SER NOMBRADO PRIMER MINISTRO

Antes del anuncio de Costa, ya se había pronunciado el propio Passos Coelho, quien también se reunió con Cavaco Silva, con el que comparte filiación política. "La fuerza política que ganó las elecciones" es la que tiene que "constituir Gobierno", resaltó Passos Coelho, quien lideró una administración durante la peor crisis económica del país, que tuvo que aplicar una dura batería de recortes a cambio de un rescate financiero internacional.

En su alocución, el primer ministro en funciones consideró que tiene condiciones para gobernar y recordó cómo en otras ocasiones ejecutivos minoritarios lograron finalizar legislaturas con respaldo de la oposición, como sucedió en Portugal con un gabinete socialista en los años 90.

A la sede presidencial del Palacio de Belém también acudió Catarina Martins, la portavoz del Bloque de Izquierda (BE, por sus siglas en portugués), partido hermanado con el Syriza griego y el Podemos español. "Será un pérdida de tiempo" nombrar a Passos Coelho jefe de Gobierno, alertó Martins, en alusión a la moción de rechazo que presentarán y que podría impedir un Ejecutivo del centro-derecha.

La dirigente afirmó, además, que las discrepancias con el PS ya han sido superadas. "En lo que se refiere al BE, ya están creadas las condiciones para un Gobierno que no tenga Passos Coelho ni Paulo Portas (viceprimer ministro), un Gobierno que pase la página de la derecha", recalcó la portavoz, cuyo partido acabó tercero al duplicar su respaldo electoral, con medio millón de votos.

En caso de que se cierre este pacto de izquierdas, sería un hecho inédito en los 40 años de democracia portuguesa. El PS, que se ha alternado en el poder en Portugal con el centro-derechista PSD de Passos Coelho, ha estado históricamente enfrentado con el Bloque y, sobre todo, con el Partido Comunista de Portugal (PCP), por cuestiones como la pertenencia al euro o a la OTAN.

Los tres partidos han asegurado que se centrarán en cuestiones domésticas, como la protección de los salarios, las pensiones y el trabajo, antes que de asuntos macroeconómicos o internacionales, en los que tienen profundas discrepancias. El moderado PS de Costa ha insistido en que, si lidera un Ejecutivo con la izquierda marxista, mantendrá el compromiso con Bruselas de mantener el déficit portugués controlado.