Las inundaciones en Somalia han causado casi un cuarto de millón de desplazados después de que el río Shabelle, en el centro del país, se desbordara.
Las aguas han sumergido casi por completo la ciudad de Beledweyne. Un hecho que acaece justo cuando el país se enfrenta a su mayor sequía severa en cuatro décadas, según el gobierno.
Las lluvias estacionales en Somalia y, río arriba, en las tierras altas de Etiopía provocaron inundaciones repentinas que arrastraron casas, cultivos, y ganado, y cerraron temporalmente escuelas y hospitales en Beledweyne, la capital de la región de Hiraan.
"BELEDWEYNE YA NO EXISTE"
"Inmediatamente toda la ciudad estaba bajo el agua. Beledweyne mismo se volvió como un océano", dijo el comerciante Ahmed Nur, cuyo negocio fue arrasado. “Solo se veían los techos de las casas. Usamos pequeños botes y tractores para rescatar a la gente", dijo.
Apenas unas semanas antes, los habitantes de la región había estado celebrando el final de la sequía agobiante. "Llegó la lluvia, estábamos felices. La gente sembró sus cultivos", han afirmado.
Las lluvias torrenciales están recargando las fuentes de agua, sin embargo, advierten que serán necesarias más precipitaciones para paliar eficazmente el impacto de la sequía.
El Banco Mundial cifra en 216 millones de personas las que podrían tener que mudarse dentro de su propio país para 2050 debido a estrés climático. "Nos mudaremos a pueblos lejanos", dijo la madre de dos niños. "Beledweyne ya no existe".
La sequía, sumada a la violencia y al alza de los precios de los alimentos causados por la guerra en Ucrania, mató hasta 43.000 personas el año pasado, según cifras de las Naciones Unidas.
Desde mediados de marzo las inundaciones han afectado a más de 460.000 somalíes y han matado a 22, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.