El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, pidió este viernes un sistema de sanciones casi automáticas para los países que incumplan sus compromisos presupuestarios, e insistió en que el reto para los gobiernos es hacer creíble sus programas de ajuste y de reformas estructurales. Trichet, dijo que el Banco Central Europeo continuará con las compras de títulos de deuda de países de la eurozona, pero sin que alteren el objetivo de garantizar la estabilidad de precios.
Esas intervenciones para adquirir deuda deben ser "medidas que nos permitan ayudar a restaurar un mecanismo de transmisión de la política monetaria, pero que no la alteren", porque principio de esta política es asegurar la estabilidad de precios, precisó Trichet en una comparecencia ante la prensa en París.
No quiso responder a las informaciones publicadas en la prensa sobre la compra masiva ayer jueves por el BCE de títulos portugueses e irlandeses, sino que en términos generales contó que esas compras, que se iniciaron en mayo y que tiene carácter "no convencional", se enmarcan en un contexto en que "ciertos mercados no funcionan" correctamente.
También evitó pronunciarse sobre si Portugal necesitará un plan de salvamento, y a ese respecto repitió que "tenemos un mensaje para todos los países europeos": deben "dar credibilidad a sus objetivos, y en particular para el año próximo" porque "la consolidación del crecimiento (...) depende de la confianza". Además, añadió, "supone la capacidad de cada país de continuar su programa de consolidación presupuestaria" y de "reformas estructurales" que eleven la competitividad.
El presidente del BCE recordó que el déficit en la zona euro, del 6,3% del Producto Interior Bruto (PIB) este año y del 4,6% el próximo, es "netamente inferior" al de otros países desarrollados como Estados Unidos o Japón.
Trichet insistió en que "el euro es una moneda creíble" y que "el problema no es de la moneda única, sino de la política presupuestaria, que no ha sido correcta" aunque se va a corregir.
Preguntado sobre la participación del sector privado en futuros planes de salvamento, consideró que en esta cuestión hubo "un malentendido" porque algunos creyeron que se contemplaba establecer un sistema con escalonamiento de deuda, pero con el acuerdo europeo del pasado fin de semana se han aclarado las cosas. "Ha sido una clarificación útil", subrayó tras poner el acento en que en virtud de ese compromiso "los países europeos no introducen una doctrina diferente" a la del Fondo Monetario Internacional (FMI) porque "no hay ninguna necesidad en Europa de tener una doctrina diferente".
En cuanto a la situación de que algunos bancos sigan dependiendo de la financiación del BCE para operar, reiteró la demanda para "que se refuercen" en fondos propios y que "cuando estén en situación de debilidad, recurran a los mecanismos de recapitalización pública que existen".
Trichet hizo una reflexión de fondo sobre el carácter "extremadamente importante" de que las democracias europeas comprenda que forman parte de "un sistema mundial integrado" a la hora de tomar decisiones políticas.