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Al menos 14.000 extranjeros atravesaron ayer lunes la frontera de Libia con Túnez para huir del conflicto interno de ese país, lo que supone la mayor cantidad de refugiados en un solo día desde que comenzaron los problemas, según informaron este martes fuentes del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Una portavoz de la agencia, Melissa Fleming, precisó a la BBC que esta cifra podría superarse este martes, porque numerosos refugiados guardan cola desde hace más de 72 horas. Según la televisión pública británica, un joven ha fallecido aparentemente a causa del calor. Aparte, los soldados tunecinos se vieron obligados este martes a disparar al aire para dispersar a numerosas personas que intentaban desesperadamente atravesar la frontera.

Desde el 20 de febrero, según ACNUR, entre 70.000 y 75.000 personas han huido solo por la frontera con Túnez. El director de ACNUR, Antonio Guterres, aseguró ayer lunes que más de 110.000 personas han huido de Libia desde el inicio de las revueltas, en su mayoría ciudadanos de Túnez y Egipto que trabajaban en el país.

Por su parte, el jefe de la misión en Túnez de la Organización Mundial para las Migraciones (OIM), Marc Petzoldt, advirtió este martes en un comunicado de que "miles de personas siguen esperando la autorización para entrar en Túnez", por lo que "es necesario descongestionar urgentemente la frontera, que carece de instalaciones para albergar a un número amplio de personas".

Las autoridades tunecinas intentan contener cada vez con más dificultades la avalancha de miles de refugiados, en su mayoría egipcios, que huyen de Libia y se agolpan ante el paso fronterizo de Ras el Jedir, que hoy quedó virtualmente cerrado.

Aunque la versión oficial de las autoridades tunecinas es que la frontera no ha sido cerrada, sino que simplemente se "está tratando de establecer la mejor forma de evitar que la gente se agolpe en los controles de pasaportes y no haya forma de canalizarlos", lo cierto es que hoy miles de personas se arracimaban sin poder pasar ante las verjas y los muros que separan Libia de Túnez.

Agentes de la policía y efectivos del ejército tunecino se veían impotentes para intentar calmar los ánimos de los refugiados que tratan de pasar a Túnez, muchos de los cuales llevan horas esperando y se muestran realmente nerviosos, sensación que también va en aumento entre las fuerzas de seguridad tunecinas.

De hecho, los soldados y los agentes muchas veces se ven desbordados porque la gente que ya ha conseguido entrar en Túnez lo hace en tal estado de excitación que exige de inmediato salir de Ras el Jedir, lo cual es imposible, pues tienen que hacer turno para embarcar en cualquier vehículo que les traslade al campamento provisional instalado en Choucha, a unos 8 kilómetros de la frontera.

Las fuerzas de seguridad incluso han tenido que hacer disparos al aire con carácter intimidatorio para contener a los refugiados, mientras que grupos de voluntarios tunecinos, compuestos por chicos muy jóvenes provistos de palos y bastones, intentan apoyar a policías y soldados, sin que se sepa muy bien si lo único que consiguen es empeorar la situación, ya de por sí difícil.

"La situación está controlada y es controlable", dijo a Efe el portavoz del ejército tunecino en el campamento de Choucha, coronel médico Mohamed Esussi.

"En las últimas 24 horas han cruzado 6.000 personas y esperamos que en los próximos días lo hagan otras 30.000 o 40.000", dijo Essusi.

Al ser preguntado sobre la insistente exigencia que los egipcios, el grupo más numeroso de refugiados, hacen para que acudan sus representantes diplomáticos a Ras el Jedir, el coronel Essusi dijo que había estado en contacto con la embajada de Egipto y que esperaba que algún funcionario se personara en la zona fronteriza, "pero de momento no ha sido así".

A la pregunta de si la frontera está cerrada, un miembro de la Cruz Roja Internacional se limitó a decirle a Efe: "Ya lo ves: Hay muchísima gente y no les dejan pasar. O sea, que la frontera está cerrada, aunque no lo esté oficialmente".

Dicho representante informó también de que Cruz Roja ya tiene preparado un equipo médico-quirúrgico de urgencia para pasar a Libia en cuanto sea posible.

Las avalanchas, los empujones, las carreras provocan muchas veces lipotimias, síncopes o luxaciones y torceduras entre los refugiados que esperan al otro lado de la verja, quienes son izados a hombros de sus compañeros y así son pasados al lado tunecino, donde personal médico les atiende y les practica las primeras curas.

"Lo importante es que la situación esté controlada, aunque no sabemos qué es lo que pasa en el lado libio", dijo a Efe, por su parte, una portavoz de la misión de la Comisión Europea desplazada hasta Ras el Jedir.

"La gente está esperando en el otro lado porque hemos tenido que establecer filtros, turnos, ya que corríamos el riesgo de ser desbordados por tanta gente como quiere entrar", manifestó un voluntario tunecino que colabora estrechamente con el ejército.

"La frontera no está cerrada. Simplemente se ha habilitado un sistema para que la gente pase poco a poco y que nosotros no quedemos sobrepasados y perdamos el control", subrayó el voluntario.

Puede que la idea sea buena sobre el papel, pero viendo el panorama que hay en Ras el Jedir y el que se observa con acercarse simplemente al otro lado de la verja, ante la que la gente se apiña y se muestra muy excitada cada vez que ve a un fotógrafo o una cámara de televisión, es dudoso que su aplicación sea efectiva.

De hecho, Efe pudo constatar que algunos refugiados intentaban saltar la verja o incluso el muro de separación y eran disuadidos a palos por las fuerzas de seguridad y los jóvenes voluntarios tunecinos, que en ocasiones parece que son los que controlan la situación, incluso por encima de las fuerzas de seguridad.