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Los jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea consideran la posibilidad de una revisión "limitada" del Tratado de Lisboa para reforzar los instrumentos de defensa de la zona euro frente a una crisis de solvencia en uno de sus miembros. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha presentado a los lideres durante la cena de trabajo un borrador en el que los Veintisiete reconocerían la necesidad de establecer un mecanismo permanente de gestión de crisis presupuestarias graves en la Eurozona.

Según informaron fuentes diplomáticas, el compromiso que examinan los líderes prevé encargar a Van Rompuy que emprenda "consultas" con todos los países de cara a "un cambio limitado del tratado" que lo permita, como pide Alemania. Otras fuentes indicaron que el primer ministro polaco, Donald Tusk, y el británico, David Cameron, se resisten y condicionan su visto bueno a que la cumbre de la UE satisfaga sus demandas respectivas.

Por un lado, el Gobierno polaco exige que el incremento de la deuda pública ligado a la reforma del sistema nacional de pensiones no cuente a la hora de evaluar la salud de las finanzas públicas de un país dentro del nuevo marco de control de los déficit excesivos.

A su vez, el Reino Unido pide que el presupuesto de la UE para 2011, actualmente en negociación con el Parlamento Europeo, no supere en ningún caso el 2,9% de aumento respecto al año anterior, frente al 6% que reclama la Eurocámara.

Ambas delegaciones quieren que sus respectivas exigencias figuren en las conclusiones de la cumbre, a cambio de dar su apoyo a la declaración sobre la reforma limitada del Tratado. Según la propuesta de Van Rompuy, los líderes volverían a examinar la cuestión de la revisión del tratado en su cumbre de diciembre, a partir del informe que les presentaría entonces el presidente del Consejo Europeo.

A petición de la canciller alemana, Angela Merkel, Van Rompuy propone igualmente dejar abierto a examen la cuestión de si se puede suspender el derecho de voto de un estado que se niegue a tomar las medidas necesarias para controlar el déficit. Esta segunda petición alemana ha tropezado con enormes resistencias entre los socios europeos.

CAMBIOS HASTAS 2013

En cualquier caso, los cambios del tratado tendrían que estar ratificados como muy tarde a mediados de 2013, fecha en la que expira el actual mecanismo de asistencia financiera puesto en marcha en primavera a raíz de la crisis griega. Los líderes europeos ya se han puesto de acuerdo hoy sobre los principios de una amplia reforma de las reglas de disciplina presupuestaria y macroeconómica.

En virtud de ella, la UE podrá aplicar sanciones más duras y tempranas -de carácter político y financiero- contra los países que no mantengan bajo control el nivel de su déficit o deuda públicos. Además, se podrá abrir un nuevo procedimiento por "desequilibrio excesivo", con sanciones eventuales, a los gobiernos que no pongan remedio, por ejemplo, a una pérdida persistente de competitividad en su economía.

DE ACUERDO EN CREAR UN MECANISMO DE RESCATE PERMANENTE

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se inclinan por realizar una minireforma del Tratado para convertir en permanente el fondo de rescate de 750.000 millones de euros que se creó en mayo para frenar la crisis de deuda de la eurozona, tal y como ha pedido Alemania. Este mecanismo incluirá la posibilidad de quiebras controladas de países para que el sector privado asuma parte de la carga.

Todos los Estados miembros están a favor de consolidar el fondo de rescate, que expira en tres años, y una mayoría de líderes europeos apoya la solicitud de la canciller alemana Angela Merkel, secundada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, de hacerlo mediante una reforma simplificada del Tratado, según han informado fuentes diplomáticas. El presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha recibido el encargo de los líderes europeos de elaborar de aquí a diciembre un informe sobre las consecuencias jurídicas y políticas de hacer permanente el mecanismo de asistencia. El mandato no exige que se haga necesariamente a través de una reforma del Tratado, pero las fuentes consultadas dan por hecho que triunfarán las tesis alemanas. Los cambios concretos se propondrán en marzo de 2011.

Berlín ha logrado así vencer la resistencia del resto de Estados miembros, que recelan de una nueva reforma cuando hace menos de un año que entró en vigor el Tratado de Lisboa, que tardó 10 años en ver la luz y tropezó durante su proceso de ratificación con referendos negativos en sus diferentes versiones en Francia, Países Bajos e Irlanda.